Mientras en la primera y segunda temporada de “La casa de papel” el Profesor y su equipo atracaron la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, en la tercera entrega el objetivo, el Banco de España, era aún más complicado por sus extremadas medidas de seguridad.
Aunque en la serie de Netflix la banda ingresó al lugar que almacena toneladas de oro con relativa facilidad, en la vida real el complejo de seguridad del Banco de España cuenta con otras medidas para salvaguardar el tesoro nacional.
Cabe aclarar que la tercera parte de “La casa de papel” en realidad se grabó en el edificio del Ministerio de Fomento, situado en los Nuevos Ministerios de Madrid, además de que el creador Álex Pina no pudo entrar al Banco de España para informarse sobre sus medidas de seguridad.
De acuerdo con ABC, tal y como recogió Tatiana G. Rivas en 2013, el acceso a la cámara del oro está debajo de la escalera que une el banco con el patio de operaciones del complejo. El siguiente paso es abrir la primera puerta acorazada de 15 toneladas y redonda, para ello son necesarias dos personas, denominadas “claveros”, a diferencia de la serie, donde el encargado para desbloquearla era el gobernador del Banco de España.
Lo siguiente es bajar los cimientos del banco, a 36 metros de profundidad, con la ayuda de uno de los dos ascensores y atravesar un puente de dos metros para llegar a las dos puertas acorazadas. La primera, rectangular y de 13,5 toneladas, y a seis metros otra puerta gemela. Al igual que la anterior, es necesario dos códigos, y para abrir la segunda es necesario cerrar desde dentro la primera. Estas compuertas no se encontraban en “La casa de papel”.
En ese lugar están las cajas de seguridad, entre las cuales están la cámara del oro con 9,1 millones de onzas troy, equivale a 281 toneladas de oro, o lo que lo mismo, 12.000 millones de euros.
Existe un camino perimetral al complejo de las cámaras acorazadas con un sistema de espejos que permite detectar a cualquier intruso al instante. Además, hasta hace 30 años los pasillos eran vigilados por dos familias de guardia civiles, cuyas viviendas se encontraban también a 48 metros de profundidad.
Otra medida de seguridad, que, si se menciona en “La casa de papel”, es que ante cualquier irregularidad o amenaza el complejo subterráneo podría inundarse. Gracias a las canalizaciones a un aljibe de los arroyos de Las Pascualas y Oropesa el agua inundaría el lugar dejando a los atracadores atrapados entre el ascensor y la segunda compuerta.