"Game of Thrones" llega a su fin. (El Comercio)
"Game of Thrones" llega a su fin. (El Comercio)
Enrique Planas

Han sido siete temporadas en las que hemos seguido las guerras entre clanes, cómo se rearman y buscan aliados. Sin embargo, la gran guerra se inicia ahora: el Rey de la Noche y su ejército son la verdadera amenaza de los Siete Reinos. Los muertos vivientes no se amedrentan ante nada. Solo dejan muerte y destrucción a su paso. 

“El dragón y el lobo”, último capítulo de la séptima temporada de la serie de HBO a emitirse hoy, tendrá una duración de 79 minutos y 43 segundos. Será el episodio más largo en la historia de esta producción, que ya lleva 6 años y 4 meses desde su primera emisión. Llevando un zombi prisionero a King’s Landing para demostrar que la amenaza es real, Daenerys Targaryen y Jon Snow llegarán para convencer a Cersei Lannister, la actual soberana de los Siete Reinos, de apoyarlos en la guerra contra el Rey de la Noche. ¿Cersei los esperará con una trampa? Quién sabe. Lo cierto es que todos los protagonistas de la serie estarán juntos por primera vez. 

Pero lo que esperamos con ansias es saber si los caminantes blancos finalmente cruzarán el Muro para acabar con los vivos. Ya no se trata de las visiones de Bran Stark: el Rey de la Noche ha llegado a la frontera de los hombres y, seguramente utilizando el reanimado cadáver del dragón Viserion, intentará cruzarla. Quedan horas para saberlo. 

MUERTE POR TODAS PARTES 

Trátese de los caminantes blancos de “Juego de tronos”, de muertos vivientes de Hollywood o de los zombis en Haití, las historias sobre muertos han sido siempre un pilar de nuestra cultura, motivo recurrente del folclor. Quizás la tradición que mayor similitud guarda con las criaturas creadas por George R.R. Martin sea la de los draugr nórdicos. Criaturas de fuerza sobrehumana, capaces de cambiar de tamaño a voluntad, controlar el clima y escudriñar el futuro. De piel azulada y ojos zafiros, sus cuerpos mostraban lentamente la corrupción post mórtem. 

Por su parte, los sumerios temían a los utukku, responsables de las enfermedades y las pestes. En el folclor chino, hay aterradoras historias protagonizadas por el Jiang Shi (o “cadáver rígido”), criatura de piel verdosa y largo cabello cano, cuya dieta se basaba tanto en la carne como en el alma humana. Para destruirlo, era necesario rociarlo en vinagre o separar su cabeza del resto del cuerpo con un hacha. 

Como se menciona en “Las mil y una noches”, la tradición árabe nos remite a los ghilan, demonios necrófagos que asolaban cementerios en busca de cadáveres para su alimento. En la Inglaterra del medioevo, además de los vikingos y la peste negra, la superstición hacía temer a vampiros y revinientes. Evidencias arqueológicas sugieren que los aldeanos de Yorkshire solían cortar, desmembrar y quemar los restos de sus muertos para descartar la posibilidad de un desagradable regreso. Y en la mitología india, los vetala eran espíritus capaces de tomar posesión de los cadáveres para atormentar a los vivos. 

LOS CONDENADOS PERUANOS 

En los Andes peruanos, la existencia de asuntos pendientes antes del deceso, sean penas de amor o deseos de venganza, puede motivar el regreso de los condenados. Para el crítico Emilio Bustamante, experto en cine regional, junto con monstruos como la jarjacha o el pishtaco, el Condenado es la criatura más presente en los largometrajes filmados en la región de Ayacucho y Puno. Bustamante opina que estos filmes constituyen narrativas complejas en las que confluyen tanto convenciones del cine de Hollywood como personajes de la tradición oral andina, así como la representación de vivencias y temores relacionados con la historia reciente del país. Como explica el crítico, el Condenado, en los filmes de horror ayacuchano, representaría la vivencia del terror experimentado en el conflicto armado interno entre 1980 y el 2000. En este caso, el miedo a que la violencia vuelva a emerger.   

Así, una ficción de HBO dialoga con la tradición del cine de terror regional: cuentos de hadas con impronta medieval, diablos y tradiciones sacras, épicas populares, trasfondos paganos y sincretismo religioso. En ambos casos, se trata de la fuerza de realidades históricas que estallan totalmente en fantasía. 

Digamos que podría haber peruanos formando parte del ejército de caminantes blancos.  

CINE REGIONAL: Cuando los peruanos salimos de la tumba 

Para el Condenado, protagonista del cine ayacuchano, el odio es más fuerte que la muerte. No podrá reposar tranquilo hasta cumplir con lo que dejó pendiente en vida. El crítico Emilio Bustamante cita dos filmes fundamentales. Uno es “Supay, el hijo del condenado” (2010) de Miler Eusebio, en el que un niño jorobado, fruto de una relación incestuosa, es ejecutado por el pueblo. Luego retornará como condenado para devorar las vísceras de sus enemigos. 

También de interés resulta “Bullying maldito, la historia de María Marimacha” (2015) de Mélinton Eusebio, que representa a una adolescente ultrajada que regresa de la muerte para vengarse del líder de una pandilla juvenil.

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