ADRIANA GARAVITO
Todo lo que sucede en el salón en el que está sentada para ofrecer entrevistas gira alrededor de ella. Las cámaras la apuntan y las luces brillantes también. Pero pareciera que Ana de la Reguera no lo nota.
Debe ser la costumbre, pues dentro de un cuarto en el que los celulares no dejan de sonar, le dicen que tiene 5 minutos para descansar y, además, hay una persona encargada de retocarle el maquillaje. Ella sonríe y se la ve muy relajada.
La actriz mexicana estuvo unos días en Lima para presentar una nueva fragancia: Suntuosa. Y si bien lució glamorosa e imponente, un lindo peinado y maquillaje, su sencillez y humildad la definen. De eso se trata la belleza: un balance entre el lujo y la modestia.
¿Cuán importante resulta para ti que una mujer invierta en objetos para sentirse bella?
Muy importante. Te dan un toque de diferencia. Creo que a todas las mujeres nos gusta tener esos días que te dedicas a arreglarte. Además que cada objeto va ganando su historia. Por ejemplo, una fragancia te puede traer recuerdos, ya sean buenos o nostálgicos.
En el 2003, grabaste la novela “Luciana y Nicolás” con Christian Meier. ¿Qué recuerdos tienes del Perú?
Siempre me acuerdo mucho de la gente, de todos los amigos que hice aquí, de la gastronomía... Y también me acordaba mucho de este clima. Me vuelvo a quedar con las ganas de venir en verano. Sería increíble porque solo he visto la ciudad así: con su humedad, gris. Es un clima nostálgico, pero igual me fascina.
Ha pasado casi una década desde que dejaste de trabajar en novelas. ¿Alguna vez has pensado en retomar un trabajo de ese formato?
Es bien loco porque la última novela en la que trabajé fue en el 2004 (“Gitanas”), pero la gente todavía se acuerda, me pregunta y eso me encanta. Por esa razón sí he pensado alguna vez regresar a actuar en una novela, pero estoy enfocada en los trabajos que surgen en Estados Unidos. De hecho –aunque sean un formato distinto– sí he estado en varias series de televisión. Creo que nunca me voy a alejar de esta.
Ya son varios años los que trabajas en Hollywood. ¿Cuán complicado fue ingresar a esta industria?
Esos años que intenté entrar a Los Ángeles fueron raros. Yo tenía este sueño constante de llegar a Estados Unidos, pero no pude. Tenía muchos problemas.
¿Y cómo es que cambiaron las cosas?
Comenzaron a llegar producciones estadounidenses a México. Entonces fui a todos los cástings que pude. Y así llegó “Nacho Libre” (película protagonizada por Jack Black, que se estrenó en el 2006). De hecho, cuando grabé esa película yo todavía vivía en México. Cuando terminé, los productores me animaron a que me quedara y ahí se comenzaron a abrir las puertas.
¿Ahí todo se volvió más fácil?
En realidad, no. Lo más difícil es mantenerse. Creo que muchos somos los que podemos tener un golpe de suerte, pero lo que te diferencia es que te puedas mantener.
¿Hollywood te ha exigido muchos cambios?
Es una industria demandante. Y hay que sumar que el inglés no es mi idioma materno y eso dificulta las cosas. Por ejemplo, estoy trabajando en una serie para Netflix –de la que aún no puedo hablar mucho–, pero en esta tengo que hablar en inglés, con acento colombiano. Parecen cosas simples, pero son pequeños retos que uno tiene que enfrentar. No tengo de otra, además.
Pero parece que uno siempre regresa a sus raíces. A fines de octubre se estrena la película animada “The Book of Life”...
Sí. Fue un proyecto que acepté de inmediato. Guillermo del Toro la produce y a él lo conozco por varios encuentros en eventos y, además, es mexicano. La trama es sobre el Día de los Muertos de mi país y eso es lo que más me gusta. En unos días tengo que doblar mi voz al inglés... Ser actriz es un trabajo lleno de experiencias.