Acaso cansada de titulares malintencionados como los que hubo en la época de “Matadoras” (2010) y críticas como las que recibió cuando hizo “Néctar en el cielo” (2007), Michelle Alexander ha decidido que no volverá a hacer series biográficas. Es por eso que en la actualidad está completamente abocada a la ficción y las telenovelas, etapa profesional que calza perfecto con el feliz matrimonio entre Del Barrio, su productora, y América Televisión.
—Tu telenovela “Amor de madre” casi siempre le ganó en ráting a la turca “Las mil y una noches”. ¿Crees que tuvo que ver con la antena caliente de América Televisión?
Me parece mezquino decir que esa fue la razón. “Amor de madre” ha sido una supernovela para el público peruano, tanto así que le ganó al ‘boom’ de las telenovelas turcas. Obviamente cuando uno tiene el respaldo de una antena caliente y un buen colchón se hace más fácil, pero si no tienes un buen producto no lo puedes mantener. Cuántos casos podría mencionar que empezaron con 30 puntos y terminaron con 14. El éxito de esa novela recayó en la historia, el elenco, la producción y, por supuesto, en la serie que nos antecedió en la programación. Debo haber sido la productora más envidiada porque iba después de “Al fondo hay sitio”.
—Teniendo en cuenta que los capítulos de tus ficciones se emiten todos los días, ¿cómo manejas la tensión en ellos?
Lo primero es que [los capítulos] tienen que tener melodrama. Si el televidente no se emociona, ríe, llora o dice: “¡Ay! ¡Eso fue lo que le pasó a mi hija o a mi vecina!”, no funciona. También es importante que en cada capítulo pase algo nuevo. Pero lo que hacemos para sostener el ráting es soltar una bomba cada diez días.
—Pareciera que tus telenovelas siempre tienen que ver con el amor maternal.
Nosotros abordamos distintos tipos de amor. En “Amor de madre” sí, la protagonista es la mamá; “Valiente amor” narra una historia de amor; “Mis tres Marías” hace referencia a un padre que saca adelante a su familia porque entendemos que no solo las mujeres cumplen ese rol en la familia; y “Solo una madre” trata sobre unos niños que son cambiados al nacer. Aunque todas son historias de amor, al principio, algunas personas nos dijeron que no iban a funcionar porque las telenovelas se caracterizan por un relato de amor protagónico. Sin embargo, el canal confió y funcionó.
—¿La decisión de continuar con esa temática responde a que conoces a tu público objetivo?
Sí, lo que hacemos está dirigido a un público femenino compuesto desde chicas de 20 años hasta señoras mayores de 50. Ellas son mujeres que son madres o conocen historias vinculadas a la maternidad, un tema que nos conmueve sin importar si somos hombres o mujeres. Es por eso que la madre siempre es la protagonista: no importa si es mala o buena, si te abandonó o si te quiso, siempre hay un vínculo. Y así ha sido desde siempre, desde “El derecho de nacer”.