Maricielo Antúnez, de 24 años, es guardaparque de la Reserva Nacional de Tambopata. (Foto: Difusión)
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Jorge Chávez Noriega

De los treinta días que tiene un mes, Maricielo Antúnez pasa veintidós internada en la selva. Sus días de franco los pasa en la ciudad de Puerto Maldonado, pero, si pudiera, estaría siempre en contacto directo con la naturaleza. Tiene 24 años y no le molesta estar desconectada. Confiesa que solo le costó adaptarse al caluroso clima tropical de la Reserva Nacional de Tambopata, en Madre de Dios, donde es guardaparque desde hace un año. “Vivir en un área natural me resulta increíble, pero más aún tener la posibilidad de protegerla”, cuenta.

Maricielo recuerda bien su recorrido para llegar a donde está. A los seis años empezó a ayudar a sus padres en el campo, quienes, en su natal Huarmey, siembran maíz, mango y naranja. Del lugar donde creció, siempre le gustó la belleza de sus paisajes. Por eso, cuando terminó el colegio, estudió Hotelería y Turismo para poder impulsar los atractivos del país. 

Con mucho esfuerzo, y alejada de su familia, culminó su carrera en Lima luego de cinco años. En ese tiempo, una convocatoria del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) llamó su atención. El organismo público estaba en búsqueda de voluntarios para preservar las Lomas de Paraíso, en Villa María del Triunfo. Postuló, la seleccionaron y gracias a esa experiencia adquirió conocimientos en control, vigilancia y educación ambiental.

Luego surgió la oportunidad de que sea guardaparque en Tambopata. Y Maricielo no dudó un instante en mudarse de la costa a la Amazonía.

DÍA A DÍA
La Reserva Nacional de Tambopata tiene una extensión de 274 mil hectáreas, donde se ha reportado una gran biodiversidad de flora y fauna. En esta zona se ubican nueve puestos de control y vigilancia. Maricielo trabaja en el puesto del lago Sandoval, un destino turístico cuyas actividades son reguladas para una mejor conservación de las especies que allí habitan.

Hasta ese punto, turistas peruanos y del extranjero llegan a partir de las cinco de la mañana. Una hora antes, los guardaparque se alistan para recibirlos. Dentro de sus funciones está controlar el flujo de visitantes, además de patrullar el área y monitorear la fauna.

“Reportamos, entre otras cosas, con qué especies nos cruzamos en determinado trayecto, cuál era la cantidad aproximada y cómo era su comportamiento”, explica. “También supervisamos a los turistas y que estos cumplan con las normas establecidas, como evitar el uso de plástico y que se acerquen demasiado a los animales”, añade.

La convivencia con sus compañeros es buena. Se han acondicionado cabañas con los servicios básicos para que puedan pernoctar, cocinarse y asearse. En sus tiempos libres, se dedica a darle forma a su tesis sobre la conducta de los lobos de río ante la presencia de turistas en su hábitat. 

Este 1 de mayo, Maricielo Antúnez estará resguardando el santuario natural al que ha sido destacada como si fuera un día más. Para ella, no hay feriado. En su lucha por preservar la naturaleza, dice,  no cuentan las pausas ni los descansos.

"Tengo poco tiempo libre, pero no me quejo. Lo que hago es lo que siempre soñé hacer", finaliza.

Dato:
El Sernanp ha organizado un concurso para ser guardaparque por un día. Las inscripciones están abiertas hasta el 13 de mayo. Para mayor información, puede hacer clic .

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