Mireya Peredo

De origen afroperuano, la lideresa democrática es considerada como una de las figuras femeninas más importantes durante la época del terrorismo entre los años 80 y 90. Su lucha contra la desigualdad de géneros, la violencia y la pobreza la llevaron a convertirse en ícono de su comunidad, destacando por impulsar el Programa No Escolarizado de Educación Inicial (PRONOEI), ser presidenta dos veces de la Federación Popular de Mujeres de Villa el Salvador (FEPOMUVES) y convertirse en teniente alcaldesa en 1990 hasta el año de su terrible asesinato, en 1992. En conmemoración de la fecha en la que se dio su trágico fallecimiento, recordamos el legado de , una de las más recordadas del último tiempo.

Foto: EFE
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¿Quién fue Maria Elena Moyano?

María Elena Moyano fue una destacada activista por la paz, luchadora social, defensora de los derechos de la mujer y dirigente vecinal, que nació en la ciudad de Lima en 1958. Conocida popularmente como “Madre Coraje”, la peruana de origen humilde, tuvo que emigrar a la fuerza a una edad temprana con sus 6 hermanos y su madre a Villa El Salvador debido a la dictadura militar que atravesaba el país.

Foto: Archivo familiar
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Luego, logró mudarse al distrito de Miraflores, donde conoció a su esposo y tuvo la oportunidad de estudiar hasta el segundo año de Sociología. Viviendo en Lima, fue testigo de la discriminación racial y social, debido a sus raíces afroperuanas así como a su origen humilde.

Durante varios años se dedicó a enseñar a los niños y ayudó a crear la fundación del club de madres Micaela Bastidas, siendo directora de esta organización durante tres años.

¿Qué defendió María Elena Moyano?

En 1986, se convirtió en Presidenta de la Federación de Mujeres de Villa El Salvador (Fepomuves) ayudando a capacitar a las mujeres para defender sus derechos. Moyano desempeñó un papel fundamental en varias organizaciones de mujeres, como comedores sociales, puestos de salud, proyectos para personas de bajos ingresos y campañas sanitarias durante la epidemia de cólera. Su labor en favor de las causas sociales y los derechos de la mujer, hicieron que se gane el respeto y la admiración de su comunidad, siendo reconocida por enfrentarse sin miedo a las autoridades con el objetivo de hacer valer sus derechos.

Foto: Archivo familiar
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En 1985, el Papa Juan Pablo II visitó Villa El Salvador como ejemplo de buena autogestión y al año siguiente recibió el premio Príncipe de Asturias, reconocimiento internacional que destacaba el trabajo de Michel Azcueta y María Elena Moyano por mejorar el distrito.

En 1989, fue elegida teniente de alcalde de Villa El Salvador en la lista de Izquierda Unida, IU. Durante su gestión y en respuesta al llamado fujishock de 1991, María Elena Moyano salió a las calles a protestar, encabezando la marcha de las ollas vacías.

Foto: Archivo familiar
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Su oposición a la violencia y a la emancipación de la mujer le trajeron poderosos enemigos, pero también mucho prestigio y admiración. La prensa empezó a llamarla “Madre Coraje” y la eligió como personalidad del año en 1990.

El asesinato de María Elena Moyano

Sendero Luminoso, el movimiento armado de ultraizquierda, se sintió desafiado por María Elena Moyano y su discurso en favor de las minorías. Ella no creía en la violencia ni en el terror como forma de lucha. Su pensamiento estaba más orientado a los cambios graduales en democracia, ayudando a la gente a entender que tiene derechos y que debe usarlos.

El 14 de febrero de 1992, María Elena Moyano, como de costumbre, presidió una marcha por la paz contra el llamado “paro armado” que convocó Sendero Luminoso en el distrito de Villa El Salvador. Fiel a sus convicciones, la peruana reunió a varias mujeres quienes salieron a las calles a desafiar el paro y las amenazas del grupo terrorista de asesinar a quien estuviera fuera de sus casas.

Foto: EFE
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Al día siguiente, mientras María Elena Moyano participaba de una actividad en el distrito, Sendero Luminoso la asesinó delante de sus hijos y luego dinamitó su cuerpo públicamente. El multitudinario sepelio de María Elena Moyano no solo expresó la identificación de la comunidad, sino también su rechazo a la violencia.


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