Lizzy Cantú: ¿Cuándo tendrás un hijo?
Lizzy Cantú: ¿Cuándo tendrás un hijo?
Lizzy Cantú

Preguntarle a una mujer de cierta edad cuándo va a tener un hijo es hoy un tabú. La normas sociales nos aclaran que contar con un útero no obliga a una mujer a reproducirse. Además, uno nunca sabe si, ambiciones profesionales y estado civil aparte, la mujer en cuestión tiene alguna dolorosa dificultad para embarazarse. Al mismo tiempo, nuestro exhibicionismo en Facebook nos confronta una y otra vez con imágenes de ecografías, fiestas en las que se revela el sexo de un futuro hijo y transmisiones en vivo desde el quirófano de la maternidad.

Sucede con conocidos y desconocidos. Con tu prima menor que va posteando cómo crece su panza y con Leandra Medine, la popular (1.4 millones de seguidores en Instagram) fashion blogger de que ha empezado a actualizar a sus lectoras sobre su camino frustrado al embarazo. Entre entradas como ‘Tres outfits de verano por menos de US$200’ y ‘¿Son las carteras una metáfora de la autoaceptación’?, la fashionista ha empezado a publicar posts como “” y, hace quince días un episodio de su podcast titulado “No estoy embarazada”. El , de casi ocho minutos, recoge su voz aún temblorosa después de enterarse por teléfono del resultado negativo de su última inseminación. Al escucharlo, sentí vergüenza. Como si estuviera mirando pornografía.

 

¿Qué tenía yo que estar husmeando en la comodidad de  mi sala, con una copa de vino tinto al lado, en esa tragedia íntima y lejana? No sentía lástima por ella. Era algo más. Tal vez haya sido porque yo, que tengo diez años más que ella, tampoco me he embarazado. Pero, a decir verdad, tampoco lo he intentado en serio. Y, hasta hace unos meses, he tenido la suerte de que nadie me haya presionado para hacerlo. Ni mis abuelas; ni mis padres, que babean frente a los nietos ajenos, pero se muerden la lengua; ni mi esposo. El único que ha levantado un poco la voz ha sido Tengo treinta y siete años, dos y medio de casada y a mi alrededor se levanta un respetuoso muro de silencio respecto a mis decisiones reproductivas.

“Hasta ahora -escribe Leandra Medine -el silencio no me ha ayudado a embarazarme ni a sentirme menos avergonzada”. Sus posts son una forma -tal vez torpe- de romper ese aislamiento. Un viejo adagio dice que se necesita una aldea para criar un niño. Es una suerte que la sabiduría popular no se ha pronunciado sobre la necesidad de un referéndum tribal a la hora de decidir tener o no descendencia. Por si acaso, y no solo por culpa de mi ginecólogo, el lunes empecé a tomar ácido fólico.