1. Terminaste la relación por un motivo
Quizás pensaste alguna vez lo siguiente: “De repente necesitamos solo una noche más de pasión para darnos cuenta que somos almas gemelas”. Grave error. Sobre todo si el sexo fue una de las principales razones por las cuales la relación se desgastó.
2. “Una vez un idiota, siempre un idiota”
Una noche de pasión no cambia a nadie. Si bien podemos ilusionarnos con los coqueteos previos al sexo, regularmente eso no pasa de un breve momento de cordialidad entre ambos. No esperes tener que dormir de nuevo con él para entender lo que ya sabías.
3. Nunca podrás vengarte del todo
Armas tu estrategia: duermes con él y cuando se ilusione un poquito, lo desechas como lo hizo contigo anteriormente. Pero, por más que parezca una buena idea, actuar así nunca tiene ni pies ni cabeza. Entiende… no te gustará ser la mala de la relación.
4. No es fácil explicar que fue cosa de una noche
Cuando se trata de aventuras de una sola noche, ambas partes saben implícitamente que la cosa termina ahí. Pero cuando se trata de tu ex, convencerlo de que no piensas retomar la relación se puede tornar complicado. ¿Por qué? Sencillo… te conoce, a ti y a tus hábitos.
5. Puede que no sea la persona que alguna vez fue
Todo puede pintar bonito en los momentos previos, incluso casi como cuando tenían una relación juntos. Pero, a la hora del sexo, sus nuevas costumbres y requerimientos podrían tomarte por sorpresa… o espanto.
6. Puedes desencadenar un infierno de celos
Una noche de pasión con el ex puede hacerle creer que tiene derechos sobre ti y sobre tus tiempos. Ni qué decir sobre tus nuevas amistades y relaciones personales. Si antes era un celoso, luego del reencuentro sexual, podrías sacar su lado más posesivo.