En 1925, una hemorragia cerebral acabó con la vida del profesor Hidesaburō Ueno, dueño de Hachikō, un perro de raza akita.
A pesar de la muerte de su dueño, el can continuó esperándolo en la estación del tren durante el resto de su vida. Por eso, una de las historias más conmovedoras para los dueños de perros es la de Hachikō, considerado “el perro más fiel del mundo”.
La historia de Hachikō no sólo es la prueba real de que los perros son los mejores amigos del hombre, sino también de que las mascotas sí pueden sentir la ausencia de sus dueños.
“Cuando un dueño fallece antes que su mascota, puede ser un período confuso, triste y difícil, incluso si se han hecho arreglos para que otra persona cuide al animal”, explica Russell Hartstein, entrenador y especialista en conducta canina.
Si bien los perros no son conscientes de que su dueño ha muerto, algunos detalles puntuales, como un cambio en su rutina o la ausencia de las sensaciones de su dueño (vista, oído u olfato), les indica que algo en casa es diferente.
“Mi definición de duelo es que un animal superviviente muestra angustia a través de un comportamiento que es marcadamente divergente de su rutina”, dice Barbara J. King, autora del libro “How Animals Grieve”.
Signos a tener en cuenta
“No hay dos perros iguales. Entonces, la forma en que cada perro llora (y durante cuánto tiempo) puede diferir”, explica el American Kennel Club.
Por eso, es importante estar atentos a ciertas señales que pueden evidenciar cambios en el comportamiento de un perro que acaba de perder un ser querido. Algunos indicadores pueden ser:
- Jadeo
- Gimoteo
- Ladridos constantes
- Inquietud
- Pérdida de apetito
- Pérdida de peso
- Falta de energía
- Apatía o apego
- Pérdida de interés en la actividad física
Lidiar con el duelo
Si vives con una mascota que ha perdido un ser querido, o planeas adoptar a un perro que acaba de perder a su dueño, es importante que aprender a lidiar con el duelo de la mascota, y tener muchísima paciencia en el proceso.
¿Cómo apoyar a un perro en duelo?
- Hay que ser consciente de cuál era la rutina que tenía con su dueño, y tratar de cumplirla.
- Hay que pasar tiempo de calidad con la mascota, especialmente aumentando sus horas de ejercicio y juego.
- Hay que darle cariño extra, ya que el contacto físico aumenta el vínculo humano-canino.
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