Con Lizzy hasta en otro continente - 8
Con Lizzy hasta en otro continente - 8

Por Andrea Carrión /

Hace unos meses, cuando Fiorella Morote y su esposo Dave Anderson anunciaron que dejaban Lima para vivir una nueva experiencia en el Reino Unido, familiares y amigos se sorprendieron con la noticia, pero más sorprendidos quedaron ellos dos con las personas que preguntaron “¿Y qué van a hacer con Lizzy?”, y más aún con aquellos que sugirieron dejarla.

Lizzy es una perrita de raza mixta de aproximadamente 4 años de edad que llegó a la vida de Fiorella y Dave casi por casualidad. Hace un par de años, navegando por Facebook, a ella le llamó la atención la publicación de una amiga suya sobre una perrita que llevaba tres meses en el albergue Vida Digna y que estaba buscando a alguien que le diera un hogar permanente.

“La verdad que yo no había estado buscando perro. Nunca he sido una ‘dog lover’ apasionada, pero sí había ayudado en algunas campañas de adopción y empecé a pensar en la idea de adoptar un perro”, comenta Fiorella. “Y bueno, justo por esos días me había enterado que estaba por perder mi trabajo, una situación medio fea, y me dije ‘Tengo que enfocarme en algo más positivo’, así que fui a verla y la verdad es que me animé casi de inmediato”.

A Dave, prácticamente, le presentaron a Lizzy con cama, plato y bolsa de comida. Él tampoco había sido de tener perros, pero cuando Fiorella le sugirió adoptar un perro, le pareció bien.

“Igual no me dio mucho tiempo para decidir, pero ahora mírame, estoy muy enamorado de Lizzy, no lo esperaba la verdad”, comenta Dave en perfecto inglés galés.

Paso a paso

Claro que al inicio no fue, precisamente, un paseo en el parque. El primer día Lizzy “bautizó” cada esquina del departamento y esa noche no fue muy amigable con los invitados que Fiorella y Dave tuvieron para cenar. Esa actitud les hizo sentir que tal vez adoptarla no había sido la mejor idea, pero luego entendieron que estaban pasando por un proceso de adaptación y buscaron ayuda con un adiestrador llamado Walter Galloso.

“No podíamos pretender que una perrita que había sido rescatada escuálida de un mercado cerca a Lurín mientras buscaba qué comer y qué había pasado por quién sabe cuánto más, tomara este cambio como algo natural y que se volviera Lassie de manera inmediata”, dice Fiorella. “Teníamos que entender su proceso y gracias a Dios con los días Lizzy nos dio a entender que estaba poniendo de su parte. Empezó a seguir reglas, a respetar espacios, era bien rápida para captar las cosas y nos recibía con tanto cariño cuando volvíamos a casa que la empezamos a querer muy pronto”.

Por otro lado, haberla adoptado adulta les ahorró varias lavadas de alfombra y trapeadas de piso pues aprendió rápido que el baño está en el parque. Además, resultó ser una perrita noble, con carácter y que respeta lo ajeno pues solo mastica su comida y sus juguetes.

En muy poco tiempo Lizzy logró el sueño de la familia propia. Fiorella y Dave la quieren y cuidan como esa hija que aún no tienen, tanto así que no dudaron un segundo en llevarla a Gales con ellos.

Claro que no fue un proceso fácil, tramitar su viaje ha sido toda una logística porque el Reino Unido solo acepta que los animales lleguen vía aérea en avión carguero y eso representaba un costo muy alto para Fiorella y Dave –unos 5 mil dólares. Así que optaron por viajar a Francia y cruzar por el túnel en auto.

“Varias personas nos dijeron ‘déjala’, pero la verdad es que no podíamos, nos partía el alma pensar en dejarla, ella es un miembro más de esta familia. Estamos tan conectados con ella que no nos imaginamos llegar a casa y que no esté, y creo que ella tampoco lo pasaría bien de cambiar. Ellos sufren mucho con los cambios, hasta romper la rutina en el paseo les cuesta”, comenta Fiorella.

A diferencia de Fiorella y Dave, existen muchas personas que no consideran a sus mascotas en sus planes a largo plazo. Ya sea porque se mudan de cuadra, de distrito o de continente, incluirlos no es negociable. En el mejor de los casos les buscan otra familia, otros simplemente los abandonan a su suerte.

La asociación Humans of WUF’, una iniciativa que busca motivar a más gente a cuidar de sus mascotas y a adoptar una también, o al menos a empezar a considerarlo.

 

Por estos días Fiorella, Dave y Lizzy están en Calais, al norte de Francia, preprándose para tomar alguna carretera que los lleve camino a Gales. Antes de partir, ella dijo estar agradecida con Lizzy por haberla ayudado a ser menos estricta con la vida, a confiar en los procesos.

“Los perros son nuestros espejos, ser bueno con ellos es ser bueno contigo mismo”, comentó Fiorella antes de partir. “Qué ganas de llegar a Gales, abrir una botella de champán y decir ¡‘Lizzy, lo hicimos’!”.

Fiorella y Lizzy en Calais, al norte de Francia.

Humans of WUF

A mediados de agosto la asociación sin fines de lucro  lanzó ‘Humans of WUF’ (traducido al español, Humanos de WUF), una nueva acción que busca reforzar el foco de su misión; motivar a más gente a adoptar una mascota, o al menos empezar a considerarlo.

Inspirado en el proyecto ‘Humans of New York’, el que desde el 2010 retrata la vida cotidiana de cientos de residentes de esta ciudad, WUF se ha propuesto hacer algo similar con individuos y familias que han adoptado una mascota en el Perú.

Esta campaña consiste en subir una fotografía del perro y su dueño en el muro de WUF en Facebook, junto con un comentario del adoptante.

¿Qué es WUF?

 es una asociación sin fines de lucro dedicada a la promoción de la adopción, el trabajo de concientización sobre la realidad de los perros en estado de abandono y la ejecución de proyectos que contribuyan a la construcción de un mundo mejor para todos los perros.

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