Khumbia
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Andrea Carrión

Una de las experiencias que más los hace reír a Steve Cooke y Liza Ordoñez es al recordar cuando paseaban con su perra Khumbia por las calles de Nom Pen, en Camboya, y gente ‘x’ les preguntaba “¿Por qué tu perro está tan gordo?”. Antes de responder, se reían y explicaban “No es que esté gorda, solo está bien nutrida”.

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Si bien su primera reacción era reírse por la pregunta o comentario sobre el peso de su mascota, en el fondo les resultaba algo triste pues no era que Khumbia estuviera con sobrepeso, sino que la mayoría de perros como ella, y que aún vivían en las calles, estaban desnutridos y/o famélicos.

Así mismo es como fue encontrada Khumbia cuando apenas tenía unas 6 semanas de nacida. Al verla sola y desprotegida en una calle en Nom Pen, un adolescente la cargó y atravesó la ciudad para llevarla al refugio de un grupo rescatista local llamado .

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Khumbia (Foto: Cortesía Liza y Steve)
Khumbia (Foto: Cortesía Liza y Steve)

Ese mismo día, Liza llegó al mismo refugio en busca de un perrito para adoptar. Era enero del 2018.

Ella, colombiana, y Steve, australiano, llevaban algunos años trabajando en proyectos de desarrollo social en Nom Pen. Se casaron y habían decidido empezar su familia con un perro. Con Khumbia fue casi amor a primera vista.

“Era chiquitita, estaba muy delgada y su espalda casi pelada. El veterinario pensó ‘no pasa la noche’ y al día siguiente nos sorprendió a todos, ahí seguía. Así que regresé con Steve para adoptarla y llevarla a casa”, recuerda Liza.

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La realidad de los perros y gatos callejeros en la capital de Camboya no es muy diferente a la de cientos de ciudades subdesarrolladas en el mundo. La ignorancia, pobreza y falta de conciencia de muchos ciudadanos contribuye a una sobrepoblación de animales domésticos, lo que no solo expone al animal sino que también genera problemas de salud pública.

“¿Por qué adoptar en lugar de comprar? Hemos visto tantos perros sin hogar atascados en este mundo de humanos, tantos tratando de sobrevivir por sí mismos... es muy triste”, comenta Steve. “De hecho en Camboya la costumbre es importar perros de raza desde Tailandia, así que al momento de decidir por un perro, pensamos ‘¿Para qué comprar e importar otro perro más? Mejor adoptemos uno que ya está aquí y que lo necesita’”, agrega.

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A Liza y Steve nunca les preocupó la apariencia que tendría su nueva mascota, solo querían un perro y ya. A algunos amigos y extraños les llamaba la atención que un par de extranjeros tuvieran un perro chusco y eso les daba risa. Pero con el tiempo empezaron a notar que Khumbia generaba cierta atención de parte de ciertas personas y eso no les gustó.

“[En Camboya] nos han parado en la calle a preguntarnos por cuánto vendemos a nuestro perro. Solo nos podemos imaginar un motivo por el cual alguien quisiera pagar por un perro callejero”, comenta Steve.

Khumbia tiene el tipo del típico perro callejero de Camboya. La mayoría son marrones y los de color negro llaman la atención de ciertos sectores que los buscan para incluirlos en unas muy particulares recetas de cocina.

Khumbia
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“Hay lugares en los que se prepara una sopa con patas de perro negro, muy deseada. No es algo común en Camboya, no todas las personas lo hacen, pero quienes lo hacen son grupos que siguen ciertas creencias”, explica Steve.

“Felizmente allá en Camboya vivimos en un departamento porque incluso nos advirtieron que de haber vivido en casa, hubiéramos tenido que tener extra cuidado pues Khumbi hubiera estado más expuesta a ser robada”, agrega Liza. “Una vez más, no es una práctica común, la mayoría de las personas allá lo ve como algo desagradable, pero sí podría darse el caso”.

Khumbia
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Los rumores sobre sopas de perro y las ofertas para comprar a Khumbia no pasaron a mayores. La experiencia de Liza y Steve en Camboya fue positiva, hasta que tocó hacer cambios y decidieron mudarse a Lima. Khumbi, como la llaman de cariño, estuvo en los planes desde el minuto uno.

Investigaron sobre leyes de cuarentena en el Perú y antes de mudarse con perro y todo, la dejaron un par de meses en Bogotá con los padres de Liza mientras ellos buscaban un lugar donde vivir en Lima que aceptara mascotas.

“A los perros les encanta estar en familia y Khumbi es parte de la nuestra. Si eres bueno con el animal, éste será bueno contigo. Ella es leal, agradecida y fácil, nunca ha mordido nuestros muebles, por ejemplo. Y ahora que el bebé está por llegar, la noto un poquito más protectora”, comenta Liza.

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Tanto ella como Steve coinciden en que si hay ganas y a la vez dudas de adoptar un perro, la recomendación es hacerlo y no darle tantas vueltas.

“Si bien podrían presentarse retos cuando adoptas un perro, eso puede suceder con cualquier perro. Puedes comprar el perro más caro del mundo y terminar con tus muebles destruidos o con un perro malcriado. Los perros son solo perros, el hecho que vengan de la calle no los hacen, necesariamente, más complicados”, añade Steve.

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Si estás interesado en adoptar un perro, así como en Camboya, en el Perú también hay varias opciones. Una de ellas es , una asociación sin fines de lucro dedicada a la promoción de la adopción, el trabajo de concientización sobre la realidad de los perros en estado de abandono y la ejecución de proyectos que contribuyan a la construcción de un mundo mejor para todos los perros.

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