Bianca Franchini siempre cuenta que Miel la encontró a ella. Sucedió el 1ro de septiembre del 2014, justo cuando estaba por bajar del carro y su mamá le dice "¡Mira qué linda perrita!"
Ni tiempo le dio para reaccionar porque mientras volteaba a ver, la perrita ya había saltado y se había instalado encima.
“La pobre estaba perdida. Había estado acompañada por una chica que al ver esta escena pensó que era mía, pero no lo era... al menos no hasta ese momento”, cuenta Bianca.
Bianca puso a la perrita en el suelo y salió a caminar con su mamá. Sin darse cuenta, el grupo ya era de tres. La perrita no dejaba de seguirlas.
“Caminaba a nuestro lado y nos esperaba en la puerta de diferentes sitios a los que entramos mi mamá y yo. De pronto comenzó a llover, era simplemente imposible dejarla en la calle. Buscamos a sus posibles dueños, pero nadie apareció, así que la acogimos con mucho amor en la casa”, cuenta Bianca.
Felizmente Bianca y su hijo ya habían estado hablando de adoptar un perro, aunque su esposo siempre se negaba argumentando que tenían poco espacio en la casa. Sin embargo, Miel, a quien también se refieren como Gringa, Princesa, Baby, entre otros nombres de cariño, se convirtió inmediatamente en parte de su familia.
“Mi mamá fue quien le puso el nombre Miel, inicialmente por su color de pelo y de ojos, luego nos dimos cuenta que no pudimos escoger un nombre más preciso para una perrita tan amorosa, tierna y dulce como ella. Ella es la mejor compañía, siempre al lado mío cuando estamos en la casa, juega feliz con mi hijo de 6 años cuando él juega al veterinario, duerme debajo de su cama para hacerle compañía, es tranquila, buena, amorosa y sabe abrazar. Nos hizo felices al escogernos como su familia”, agrega Bianca.
Uno de los mayores retos que enfrentan los miles de perros que buscan un hogar que los adopte no solo tiene que ver con la variedad de razas que la gran mayoría lleva dentro, sino que además suelen ser rechazados por su pasado desconocido.
Para Bianca ese fue tan solo un detalle que jamás fue un problema pues cuenta que ya estaba adiestrada cuando la encontraron.
“Entonces fue realmente fácil adaptarnos todos a ella. Desde el principio fue sumamente dulce y hubo mucha química con mi hijo, que en ese entonces tenía 3 años. Creo que el mayor reto fue que se acostumbrara a su nuevo nombre. Al principio la llamábamos ‘Miel’ y no volteaba, pero poco a poco se fue acostumbrando”, cuenta Bianca.
No es la primera vez que Bianca y su familia tienen un perro en casa. Hace 10 años, en la casa de su mamá, compraron a su primera perrita, una Yorkshire Terrier. A los dos años compraron otro Yorkie, esta vez un macho. Dos años después llegaría Negra, la primera perra adoptada de la familia.
“Hoy en día, en mi casa tenemos a Miel y ahora estoy convencida de que la mejor opción para tener un perrito en casa es adoptando uno. Los perros adoptados tienen algo mágico, una forma de dar amor increíble, como quien agradece el haber recibido cobijo, amor y protección”, asegura Bianca. “Quizás hace años no se hablaba sobre el abuso de la venta de mascotas, pero hoy en día vemos situaciones terribles de explotación. Vemos también la cantidad de perritos sin hogar, entonces, en beneficio de todos, ¿No es mejor adoptar un perro sin casa?”, añade.