En el 2008 el ministro de Justicia británico Jack Straw salió en busca de leyes inservibles. Encontró 328 que ya habían surtido efecto en su momento, pero que en tiempos actuales solo podían calificarse de obsoletas. Entre ellas: “Un hombre que se siente obligado a orinar en la calle en el Reino Unido puede hacerlo siempre y cuando ‘apunte’ hacia la rueda de su vehículo y mantenga su mano derecha apoyada en él”. O esta: “En las costas británicas, si aparece una ballena muerta, la cabeza le pertenecerá al rey. La cola, sin embargo, será para la reina en el caso de que necesite los huesos para su corsé”.
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A qué chiflado se le habrá ocurrido algo así, se preguntará usted, pero mejor no se burle porque la legislación peruana también ha acogido toda clase de disparates.
Al igual que los británicos, los peruanos tuvimos una comisión multipartidaria encargada del ordenamiento legislativo (Cemol) que desde el 2009 dio de baja unas 20 mil normas pasadas de tiempo. Entre las perlas encontradas figuró la Ley 534, de octubre de 1907, que dispuso consignar en el presupuesto general una partida de 24 libras anuales para gratificar al ayudante del Ministerio de Gobierno y Policía con un caballo. En tanto, la Ley 770, dictada un año después, ordenó aumentar en una libra mensual el salario del portero del Palacio de Justicia.
Otras dos leyes del 18 de diciembre de 1895 y el 30 de diciembre de 1897 tuvieron como fin beneficiar a los colegios nacionales San José de Chiclayo y San Miguel de Piura, respectivamente. ¿De qué forma? Creando un impuesto de cinco centavos por cada botija de chicha que se elaborara en Chiclayo y se consumiera en Piura. El dinero recaudado se destinaría mensualmente a las autoridades de cada plantel.
NO HAY UN DÍA CUALQUIERA
Si bien hoy estas normas pueden arrancarnos una sonrisa, hay que tomar en cuenta la época y el contexto en que se dieron. Pero hay otras propuestas tan descabelladas que no resisten ninguna justificación. Hoy le debemos ‘agradecer’ a varios congresistas por la celebración anual del día de la pachamama, del sastre, del relacionista industrial, de la investigación agropecuaria, del preso, de la paz y unión vecinal, del ron, del pisco, del cebiche y hasta del pollo a la brasa.
Incluso en junio del 2008 el entonces presidente Alan García se vio obligado a solicitarle al Congreso que la celebración del Día del Pollo a la Brasa no interrumpa la del Día del Cebiche. Pero una semana después, surgió otra festividad y no le quedó más remedio que enviar una carta al entonces presidente del Legislativo Luis Gonzales Posada para explicar el nuevo problema:
“Con relación a la autógrafa de ley que instituye el 25 de octubre como el Día de la Cocina y la Gastronomía Peruana, coincidimos plenamente; sin embargo, consideramos inconveniente fijar como fecha ese día porque por mandato de Ley 24324 el 25 de octubre se conmemora el Día de los Trabajadores de Construcción Civil”.
NO A LAS MINIFALDAS
En febrero de 1998, mientras las portadas de los diarios daban cuenta de las devastadoras inundaciones y lluvias torrenciales que traía consigo el fenómeno de El Niño, los congresistas fujimoristas Eusebio Vicuña y Alejandro Abanto consideraron que era un buen momento para presentar un proyecto de ley que prohibía a las mujeres usar minifaldas en sus centros de trabajo, ya fueran públicos o privados.
“El uso de trajes pequeños o ropas que denoten el cuerpo de la mujer incita, provoca, genera e induce a conductas lujuriosas perturbando el normal desarrollo laboral”, señalaron y como ejemplo citaron el escándalo de Mónica Lewinsky con el presidente de Estados Unidos Bill Clinton.
Una minifaldera Sol Carreño entrevistó a Abanto en “Primera edición” y le preguntó de arranque si pensaba que una mujer con minifalda era poco seria. “¡Claro!”, contestó y al increparle por qué, respondió: “Porque en la Biblia, en el libro de Proverbios se dice: ‘El ojo no se cansa de ver’”.
Cuando se le preguntó si alguna vez le vio las piernas a su secretaria, el legislador aclaró que su secretaria era nada menos que su propia esposa. De inmediato dos ex ministras de Educación salieron a criticar el proyecto. Gloria Helfer lo calificó como una huachafada del oficialismo para distraer a la opinión pública, mientras que Mercedes Cabanillas se quejó de la existencia de congresistas que se dedicaban a presentar cosas que no tenían ni pies ni cabeza.
Meses después de que la propuesta fuera rechazada por unanimidad en el Congreso, Abanto fue atropellado en Sullana. ¿Qué pasó? ¿Le distrajo una minifalda? Según él, todo fue una “confabulación de jesuitas” que se oponían a su “guerra santa contra los vicios y la inmoralidad”.
DE SUEGRAS E HIMNOS
En esa misma ‘promoción’ de congresistas, también estaba Ivonne Susana Díaz Díaz, o simplemente, Susy Díaz. En 1995 la entonces representante del Movimiento Independiente Agrario (MIA) lanzó dos propuestas originales: obligar a los propietarios de hostales que entreguen preservativos a sus huéspedes e instaurar el día de la suegra. Para avalar esta idea, Díaz planteó: “Por siglos la figura de la suegra ha sido objeto de burlas, por lo que ahora más que nunca es tiempo de revalorar a la madre política”. Hasta ahora las suegras siguen esperando su lugar en el calendario.
Pero si alguien se lleva las palmas por su frondosa producción de proyectos inservibles, ese es el ex congresista Álvaro Gutiérrez (2006-2011), el mismo que renunció a su papel de portavoz de UPP alegando que ya no soportaba a sus colegas.
Entre los ‘grandes hits legislativos’ de Gutiérrez destaca su propuesta de eliminar el Tribunal Constitucional y su proyecto ley de símbolos patrios N° 00683. El artículo 3 señalaba que al cantar el himno nacional se debía hacer de pie, inmóviles, con la cabeza descubierta y mirando al cielo. ¿Qué pasaba si queríamos cantar el himno de otro país? El artículo 24 tenía la respuesta. “Se prohíbe cantar o ejecutar los himnos de otras naciones, salvo autorización expresa del representante diplomático y del Ministerio de Defensa”.
Gutiérrez también planteó que todas las radios y televisoras transmitieran en simultáneo y tres veces al día (6 a.m., 12 m. y 6 p.m.) las notas del himno nacional. De no obedecer, las sanciones contemplaban multas de entre 20 y 200 UIT y arrestos de 36 hasta 72 horas.
El proyecto se archivó y corrió la misma suerte que otra iniciativa patriota presentada por Aldo Estrada (2006-2011), quien propuso declarar la inexistente bandera multicolor del Tahuantinsuyo patrimonio histórico del Perú. La idea motivó varios reportajes televisivos y una contundente respuesta de la historiadora María Rostworowski que le debe haber rebotado en los oídos al ex congresista: “¡No existió ninguna bandera en el mundo prehispánico!”
(*) Versión actualizada de un artículo publicado en el 2011.