Durante la etapa de la adolescencia, la persona atraviesa por muchas primeras veces, las cuales son tan intensas que dejan una huella indiscutible a nivel emocional y hormonal, como es el caso del primer amor.
Durante la etapa de la adolescencia, la persona atraviesa por muchas primeras veces, las cuales son tan intensas que dejan una huella indiscutible a nivel emocional y hormonal, como es el caso del primer amor.
Milenka Duarte

Hablar de es como referirnos al aire que respiramos, ya que es una emoción tan importante y poderosa que nos permite a todos los seres humanos vincularnos en diversos grados de intensidad con otras personas. En definitiva, como inmortalizaron los Beatles en su célebre canción “All you need is love”, no hay mayor riqueza que la de experimentar el amor en su máxima expresión. Por esta razón, es probable que en más de una ocasión hayamos recordado con nostalgia esa primera vez en la que nos enamoramos y sentimos las famosas mariposas en el estómago, y prácticamente empezamos a revivir todas esas sensaciones, ya que ese primer amor cala en nuestros huesos a tal punto que, a pesar del paso del tiempo, es imposible de olvidar.

Probablemente para muchos, el primer amor es algo mágico y extraordinario, que por lo general se convierte en un misterio casi inexplicable. Sin embargo, la ciencia y, en especial, el campo de la psicología ha estudiado por años este fenómeno, con la finalidad de darle sentido a esta experiencia, la cual llega a provocar una reacción muy similar en el organismo al consumo de alguna sustancia.

¿Por qué el primer amor nunca se olvida?

Como explicó Alexandra Sabal, psicóloga de la Clínica Ricardo Palma, a Bienestar de El Comercio, en primer lugar, debemos tomar en cuenta que, durante la etapa de la adolescencia, las personas están atravesando por una serie de cambios físicos y psicológicos, además de ser un momento en la vida determinado por muchas primeras experiencias. Definitivamente, una de las más comunes es la del primer amor, el cual se vive con tal intensidad, que deja una huella emocional y hormonal en nuestro cerebro.

Básicamente, ello se debe a que los adolescentes de entre 11 y 17 años, cuando se enamoran y experimentan las primeras caricias, el primer beso, las primeras relaciones sexuales, entre otros, el cerebro que aún no se ha desarrollado en su pico máximo de procesamiento, permite que estas primeras veces dejen una marca inminente en nuestra psique. Por esta razón, se dice que el primer amor nunca se olvida, ya que está asociada a esas nuevas sensaciones que de alguna u otra forma proveen del repertorio afectivo que se tendrá a lo largo de la vida, expresó Sabal.

Asimismo, como destacó la psicóloga, esta etapa es en donde empezamos a producir hormonas sexuales, las cuales viajan hasta el hipotálamo, área del cerebro en donde se encuentra la motivación sexual, es decir, aquello que nos impulsa a sentir una atracción por otra persona, dando lugar a que estas hormonas se liberen. Es por este motivo que, al ser una experiencia placentera a nivel cerebral, existe una tendencia a querer vivir constantemente esa experiencia de sentimientos intensos.

Cuando los adolescentes se enamoran y experimentan las primeras caricias, el primer beso, las primeras relaciones sexuales, entre otros, el cerebro que aún no se ha desarrollado en su pico máximo de procesamiento, permite que estas primeras veces dejen una marca inminente en nuestra psique.
Cuando los adolescentes se enamoran y experimentan las primeras caricias, el primer beso, las primeras relaciones sexuales, entre otros, el cerebro que aún no se ha desarrollado en su pico máximo de procesamiento, permite que estas primeras veces dejen una marca inminente en nuestra psique.

¿Qué hormonas se liberan cuando nos enamoramos?

Según manifestó la especialista, cuando uno se enamora, se incrementan las hormonas positivas y disminuyen las negativas, por esta razón, el adolescente frecuentemente está viviendo como en una montaña rusa. Por un lado, está la oxitocina o más conocida como la hormona del amor, la cual es responsable de sentimientos de apego e intimidad. Igualmente, la dopamina, la encargada de activar el sistema de recompensa en nuestro cerebro, en otras palabras, la necesidad de hacer algo con el objetivo de sentir placer y felicidad. Luego está la norepinefrina, la cual se libera en las etapas iniciales del amor. Básicamente, es lo que nos da la energía necesaria para alcanzar esas sensaciones que tanto anhelamos. De igual manera, la serotonina conocida como el neurotransmisor de la felicidad, así también como el cortisol, que en situaciones intensas se libera y al tener menos de esta hormona del estrés, nuestro cuerpo logra un estado de relajación y mayor placer.

En conclusión, Sabal refirió que esta experiencia al darse, por lo general en una etapa llena de cambios repentinos, genera una explosión hormonal, la cual es particularmente impactante la primera vez que se da, dejando así una huella indiscutible a nivel cerebral.

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