Una cultura de datos abiertos
Cada día se producen millones de datos y los ciudadanos somos bombardeados de información de manera permanente. Datos e información que, en su mayoría, luego de ser leídos son desechados. Pero acaso nos hemos preguntado, ¿cómo podríamos darle valor a todo eso que está disponible? ¿Cómo podríamos usar y reusar todo ello en beneficio de los ciudadanos y la sociedad? Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) e Internet nos presentan un escenario donde es posible llevar a cabo una política de datos abiertos (Open Data), acompañado siempre de la voluntad y la participación de diversos actores.
Recientemente, Ciudad de México fue sede de dos encuentros regionales: AbreLatam 2014 y ConDatos –II Conferencia Regional de Datos Abiertos en América Latina y el Caribe–, en los cuales participaron más de mil representantes de la sociedad civil, gobiernos, empresas y organizaciones multilaterales. Ahí se discutieron diversos temas referidos principalmente a datos abiertos para el desarrollo, retos de la Alianza para el Gobierno Abierto, innovación, parlamento abierto, periodismo de datos, entre otros.
¿Pero qué es exactamente datos abiertos? Es la disponibilidad de información pública a la que todos puedan acceder y reutilizarla para un cambio social o un bien común a fin de facilitar la vida de los ciudadanos, a través de las plataformas digitales. Por ejemplo, con información que podría facilitar el Ministerio de Transportes y Comunicaciones sobre el registro de taxistas en Lima, se podría construir una app de descarga gratuita que permita al ciudadano o turista saber si el taxi que está tomando en la calle es formal o informal, si el conductor tiene brevete, si ha pagado sus multas o si el auto se encuentra en buen estado.
Lo que se describe ya ocurre exitosamente en otras partes del mundo. De hecho, en la región países como Brasil, Chile, Colombia y México nos llevan la delantera, porque han sido capaces de crear un clima de apertura de datos con valiosas iniciativas, en donde los gobiernos facilitan los proyectos, fomentan la innovación y el hacker cívico. Así se ha puesto al servicio de la ciudadanía plataformas con información sobre las obras en la ciudad, actividades culturales, centros de salud, áreas para discapacitados, seguridad, clima, mapas, turismo, tráfico, entre muchos otros aspectos.
Pero para lograr una exitosa política de datos abiertos hay que considerar lo siguiente: 1) es fundamental la participación del gobierno articuladamente con la sociedad civil, las empresas y la academia. Cada uno de manera independiente no logrará resultados efectivos. 2) La colaboración y la cocreación son elementos esenciales en esta gobernanza abierta que se desea construir. 3) Involucrar a la ciudadanía en las decisiones que se tomen, para ello es necesario ampliar los mecanismos de consulta y de participación. 4) Toda apertura de datos debe tener como propósito ser de utilidad y beneficiar a la sociedad. 5) No necesariamente difundir información pública significa datos abiertos, estos deben estar en formatos adecuados para poder ser reusados.
En el Perú hay mucho por hacer, pero depende en gran medida de la voluntad y prioridad que asignen las entidades del Estado a estos temas. Es importante romper con esa tendencia al secretismo y ocultamiento de información. Debe primar un clima de confianza, transparencia y participación. Es decir, una cultura de apertura en donde todos nos involucremos.