Alto a la delincuencia
Un patrullero que se cae a pedazos y ocho robos en la misma vivienda pintan bien el cuadro de la precariedad policial e inseguridad que afecta a Punta Negra y San Bartolo, según los vecinos de esos distritos reunidos en la Audiencia de los Balnearios del Sur de Lima, desarrollada por El Comercio el 30 de enero.
Cecilia Rivas, vecina de Punta Negra, contó que para entender el avance de la inseguridad en su distrito basta ver las carencias de infraestructura policial: el único patrullero con que cuentan está destartalado. Rivas pidió un par de unidades en buen estado para hacer frente a la delincuencia.
Francisco Buitrón, quien también es vecino de Punta Negra, se quejó porque el personal de serenazgo, además de ser escaso, no está debidamente uniformado ni equipado y no realiza rondas. “Por eso los robos de autopartes a los vehículos y en las viviendas son constantes”, lamentó.
Walter Mesía, residente en la urbanización Los Bungalows de San Bartolo, denunció que los robos afectan al 80% de las viviendas de la zona. “A uno de los vecinos le han robado sus enseres ocho veces”, señaló.
Las alteraciones del orden público sumadas a la inseguridad son otro problema que denunciaron los ciudadanos durante la Audiencia.
Isaías Abello y Luis Antonio Gandolfo, de San Bartolo, denunciaron que las discotecas ubicadas en el ingreso del distrito afectan la tranquilidad de los vecinos y visitantes. Dijeron que el alcohol y otras drogas bailan al ritmo de los decibeles que superan el número 100, cuando la norma metropolitana señala un tope de 65. Ambos reclamaron fiscalización municipal, la cual brilla por su ausencia.
Bulla y desenfreno
Francesca Denegri, de Lurín, y Walter Guerrero, de Punta Hermosa, denunciaron que el caos impera en la playa El Silencio, ubicada en el último distrito, en el límite con el primero.
Ambos reconocieron que Punta Hermosa es una ciudad moderna y ordenada, con la excepción de esta playa, sitiada por los quioscos y el desenfreno. “Hay fiestas hasta las 5 de la mañana. Se toma hasta esa hora. Hay drogas, hay prostitución y la playa está asquerosa, llena de bolsas de plástico”, señaló Denegri, quien aseguró haber enviado cartas al alcalde Carlos Fernández, sin obtener respuesta.
El burgomaestre se pronunció al respecto, durante su intervención en la Audiencia. Dijo que El Silencio es una playa tomada por más de 70 quiosqueros que reciben el aporte de una empresa cervecera nacional para subsistir.
Expresó que los dueños de estos negocios han enjuiciado a la municipalidad distrital para impedir el desalojo.
“Hemos llegado al Tribunal Constitucional que ha certificado los derechos de la municipalidad para desocupar la zona y, a pesar de esta sentencia, un juez de paz de Lurín admitió una demanda de interdicto. Eso demora nuestra gestión, pero pronto recuperaremos esta playa”, indicó.
En otros temas, Juan Solórzano, vecino de San Bartolo, reclamó un hospital general para los cuatro distritos del litoral, ya que en caso de emergencias deben acudir hasta el hospital María Auxiliadora, ubicado en Villa María del Triunfo. También solicitó que los transportistas respeten los pasajes, que se elevan de cinco hasta 10 soles en verano.
Ángela Franco, de Punta Negra, demandó campañas de esterilización para las mascotas, cuya población se ha incrementado y medidas de protección para las que son abandonadas por los veraneantes.