Nuestro estado metabólico sería la herencia de nuestros abuelos
La malnutrición durante el embarazo coloca al niňo a un riesgo superior al promedio de desarrollar problemas metabólicos como obesidad y diabetes tipo 2 en el transcurso de su vida. Este fenómeno se debería a los efectos denominados “epigenéticos”. Epigenética es el estudio de los cambios en la expresión de genes debido a modificaciones en la composición química del ADN. Estas modificaciones activan o desactivan la expresión de dichos genes en momentos críticos durante el desarrollo, así como en localizaciones específicas en el organismo.
Estudios poblacionales así como estudios en modelos animales han demostrado que los primeros aňos de vida representan un período de vida crítico que impactaría el estado metabólico en la adultez. De ahí que alimentarnos adecuadamente durante nuestro desarrollo prenatal, infancia y niňez sería crucial para asegurar una vida adulta saludable.
Cada individuo hereda la mitad de sus genes de la madre y la otra mitad del padre. Sin embargo, existen efectos epigenéticos o modificaciones químicas del ADN por las cuales se transfiere información acerca del estado nutricional de los padres. Una de estas modificaciones, quizás la más comprendida, es la metilación (o adición de grupos metilo) del ADN que actúa activando o desactivando la expresión genética.
Un nuevo estudio publicado en la revista Science el 10 de Julio del presente aňo, muestra que el estado nutricional durante el embarazo deja huella en el esperma de los ratones machos producto de dicha gestación, y es así como ellos transfieren dicha información a su siguiente generación. Un equipo de investigadores liderados por Marie-Elizabeth Patti y Anne C. Ferguson-Smith demostraron que alteraciones nutricionales durante el desarrollo intra-utero induce cambios en la metilación del ADN de las células germinales de ratones machos, lo cual modifica el perfil epigenético de estas células. Se reportó metilación disminuida en más de 100 regiones de ADN, principalmente en zonas del ADN responsables de regular la expresión genética. Los investigadores mostraron además que estos cambios en la expresión genética se mantuvieron hasta la siguiente generación, aún cuando los cambios de metilación desaparecieron en ellos.
Los ratones machos nacidos de madres desnutridas (por restricción calórica) presentaron un menor peso al nacer así como acumulación temprana de grasa corporal, masa muscular reducida con intolerancia a la glucosa que progresó a diabetes. Aun más importante, y preocupante, es el hallazgo de similares alteraciones metabólicas en la siguiente generación, aún cuando sus madres tenían un estado nutricional adecuado. La Dra. Ferguson-Smith atribuye esto a que en condiciones de malnutrición, los niňos nacerían programados para desarrollarse en condiciones de ingesta limitada. Cuando dichas condiciones cambian y hay mayor acceso y abundancia de alimentos, el organismo es incapaz de lidiar con esta “sobre”-nutrición y se desarrollan transtornos metabólicos, como obesidad y diabetes.
Estos hallazgos son respaldados por un hecho histórico extensamente documentado. Entre 1944 y 1945, los Países Bajos vivieron un período terrible de hambruna. Estudios posteriores han mostrado que los varones concebidos durante dicho período de tiempo presentan una mayor tasa de obesidad e intolerancia a la glucosa, particularmente cuando dicha exposición ambiental se desarrolló durante el último trimestre del embarazo.
En países como el nuestro, históricamente desnutridos, es paradójico observar tasas crecientes de obesidad y diabetes tipo 2. Los resultados del estudio aquí descrito daría explicación a esta paradoja, y resaltan una vez más la importancia de una buena nutrición particularmente en etapas importantes de la vida como el embarazo. Si bien el impacto se extiende a la segunda generación, la pérdida progresiva de estos rasgos “épigenéticos” en ellos, como lo demuestra este reporte, describen una situación reversible y modificable tras una intervención nutricional apropiada.