Hubo una vez un equipo de fútbol...
El aliancista no es diferente, pero es especial. La vida le ha enseñado que para todo hay un mañana, incluso para la muerte. Que puede pasar el tiempo, pero el amor es inagotable. Que no se trata de paciencia sino de fe.
Hoy Alianza Lima cumple 111 años de vida siendo el equipo más tradicional del fútbol peruano, el más popular desde la cuna, el que se encargó –principalmente- de hacer que haya reconocimiento internacional por el talento de los jugadores de este país y cuya historia radica en los éxitos deportivos, pero también en los tropiezos; en años de tristeza y en más de un centenario de alegrías.
¿Y qué es el corazón? Es un apartado del fútbol, lo que viene detrás de un gol o un título. Es el sentimiento que viene con cada aliancista; el gusto por la estética, la búsqueda de los partidos, la inteligencia para jugar y el espíritu combativo ante la adversidad. Todo eso aglutinado representa lo que se conoce como Alianza corazón.
Tengo en la mente la representación oficial de esa característica. La ejecutó el Maestro Cueto en 1985 en Buenos Aires, jugando con la blanquirroja al pecho, pero con la enseñanza blanquiazul venida de casa. Y se trata de aquella jugada que nunca se podrá olvidar ante la Argentina de Diego Maradona, uno de los que trató de hacer caer al zurdo con peligroso filo en los chimpunes, ante sala de otra embestida de un par de albicelestes entre los que César traspasó por las entrañas y con la pelota limpia.
A Cueto le quedó oxígeno e inteligencia para sobreponerse y lanzar el pase de la vida al vacío a donde debía llegar alguien con capacidad parecida para entenderlo. Fue Patrulla Barbadillo y gol peruano. A temprana edad me quedó esa concepción del fútbol: Jugar bien a la pelota para ganar. Esa tarde Perú no se dejó vencer y peleó contra todo (árbitro, clima, público), y aunque a la larga no fue suficiente para que Cueto y compañía llegasen a otro mundial, el respeto quedó explícito en los que un año después serían campeones mundiales.
Yo, teniendo 9 años y viendo la tele, pregunté de qué equipo era ese zurdo maravilloso en la vida real y decidí mi futuro sin más.
Y acá estamos amigos grones. Gracias Alianza por tanto y perdón por tan poco. 111 años de ventaja frente a los que creen en el fútbol descafeinado. Y nunca en peligro de extinción a pesar de sus gobernantes mientras Alianza sea pueblo.