A bordo del BAP Carrasco
[Escrito el sábado 26 de enero del 2019]
En Punta Arenas son las 10 de la noche y no anochece. Desde una ventana redonda del buque, veo el mar quieto, sin olas. También veo el perfil de la ciudad, la más austral de Chile. Ahí, donde los vientos son gélidos, todo pasa con mucha calma. No hay apuro. Son las 10 de la noche. Aún no anochece, pero ya quiere. Las luces amarillentas de la ciudad están comenzando a prenderse.
Llegué al BAP Carrasco esta tarde con una treintena de estudiosos que viajaron desde Perú para lo mismo: ir a la Antártida.
La teniente segundo de la Marina de Guerra Milagros Aliaga se encargó de asignarnos los camarotes en parejas (ya les contaré en otro post sobre mi compañero). Me tocó un cuarto con vista al mar en la segunda cubierta del buque. Es un lugar pequeño pero cómodo. Tiene calefacción, un baño que se seca presionando un botón, un televisor (sin conexión), una pequeña mesa, dos sofás y un guardarropas.
Es día de franco para el personal militar. Algunos han salido a dar una vuelta por Punta Arenas. Hay buenos bares, cuentan. Otros se quedaron en el comedor viendo en la televisión el Perú-Argentina (sub 20). Hay absoluta la calma en el buque.
La orden es que todos los tripulantes, científicos y periodistas estemos abordo antes de la medianoche.
Yo preferí quedarme en el buque y empecé a escribir esto, el primer post de la bitácora.
La idea es contarles el día a día de la XXVI Campaña Científica del Perú en el continente blanco: la vida en el buque, la convivencia entre marinos y civiles, el mal tiempo en el mar (si es que nos toca), la llegada a la base Machu Picchu, el desarrollo de las investigaciones y todo aquello que pueda contar, si el frío y la señal de internet me lo permiten.
Sigo en el camarote. Antes de acostarme, me he asomado una vez más por la ventana. Ahora ya casi anocheció y los postes de luces amarillentas brillan en Punta Arenas. Apagaré la computadora. Mañana buscaré cómo publicar este post. Quizá, para entonces, ya estaremos rumbo a la Antártida.