Ejecutivas: hacia el éxito personal y laboral
Foto: Doug Ellis
Cada vez son más las mujeres profesionales con éxito. Nuevas generaciones de peruanas avanzan con tal empuje que pronto serán la mitad de la fuerza laboral ejecutiva en el país. Y lo interesante de este proceso es que estas mujeres tienen paradigmas muy distintos a los de las pioneras que les abrieron paso.
Hoy las ejecutivas peruanas tenemos “derecho” a aspirar no solo al éxito profesional, sino también al personal. Eso significa que ya no está vigente la “elección” excluyente de antes: carrera o vida familiar.
Hoy, aunque con mucho esfuerzo de organización, como es evidente, una mujer que trabaja fuera de su casa no renuncia a tener una vida personal, familiar, sentimental o de responsabilidad social satisfactoria. La “carrera o el matrimonio”, típica disyuntiva de antes, no son hoy una elección excluyente. Así, el “sacrificio” de una elegir una versus otra, no es más una opción, sino una excusa.Hoy las ejecutivas peruanas esperamos tenerlo todo. Ese es el gran cambio en nuestro paradigma. Encontramos ya muchas exitosas ejecutivas que son a la vez realizadas madres de familia, felices esposas y miembros activos de su comunidad. Ellas logran su definición personal de éxito sin el sentimiento de culpa impuesto por bienintencionados: “¿No están tus hijos, tu casa o tu marido abandonados? ¿Cómo haces? Pobrecitos, ¿quién se ocupa de ellos? o ¿cómo te aguantan?”
Las ejecutivas peruanas hemos elevado nuestros “techos de cristal”. Aspiramos y logramos éxito profesional y personal por igual, pese a las muchas limitantes autoimpuestas del pasado: “Yo no puedo porque soy mujer” o “ no puedo porque los hombres no me dan espacio” o “son machistas” o “no, yo soy de provincia” o “no me deja mi pareja’.
Cayeron las excusas, las limitantes. Creo que las ejecutivas peruanas de hoy y, sobretodo, las más jóvenes, vienen con mucha fuerza, ambiciones y capacidad de contribuir al desarrollo de nuestro país.
¿Cómo lo hacen? El “truco” –según me dicen cada vez que les pregunto- es, primero, permitirse a aspirar todo el éxito que desean, luego, hacerse un plan de vida y carrera y, finalmente, diseñar la estrategias que les permitirán organizarse para lograr las metas, paso a paso. La voluntad y la perseverancia en este trabajo son virtudes evidentes, así como la fe en uno mismo y la fortaleza de no desistir frente a los obstáculos que se van presentando, sino usar la inteligencia para crecer y aprender de ellos.
También veo en ellas un desdén por las típicas “burlas” de antes: “Las jefas son terribles”, “no tiene vida personal”, “ascendió usando ‘otras’ estrategias”, “sale adelante porque no le queda otra, tiene que mantener a una familia” o “no hay peor enemiga de una mujer que otra mujer”.
Pertenecer a OWIT Perú me ha permitido entender que las ejecutivas peruanas necesitamos más mentores, hombres y mujeres, en los cuales confiar, de quienes aprender y ser guiadas. También que debemos fortalecer nuestras redes contactos profesionales y personales para mantenernos vigentes y aprender de quienes -sean hombres o mujeres- se fijan y luchan por metas tan altas que vale la pena seguir su ejemplo.