Los tres pilares para el éxito profesional
Puede sonar algo extraño, pero hoy por hoy, para lograr el éxito profesional no basta con ser bueno, inteligente, preparado o comprometido. Tal como decía Herminia Ibarra, profesora de la Universidad de Harvard, estudiosa del tema de carrera y autora de varios libros, hoy el éxito de una carrera laboral parte, adicionalmente, de tres elementos clave que debemos desarrollar. Veamos:
1. Generar logros y resultados, teniendo capacidad para solucionar problemas y agregar valor. Quien quiere avanzar en su carrera debe saber cuáles son sus habilidades clave, aquellas que lo hacen más competitivo y que serán reconocidas como de su ‘expertise’ personal.También son importantes aquellas habilidades que involucran temas de liderazgo, sobre todo en temas de administración del cambio y desarrollo de equipos, ya que si consideramos que la función del líder es servir a su equipo para lograr la meta común, el líder debe no solo tener un sueño y lograr que su equipo lo tome como propio, sino hacer lo necesario para facilitar el trabajo de su gente.
A ello se suma cuantificar nuestros logros, o al menos conocer el impacto que nuestra gestión tiene en el resultado de la empresa.
2. Contactos y relaciones. Muchos de nosotros nos concentramos en hacer nuestro trabajo bien y esforzadamente a la par que aprendemos nuevas habilidades, consumiendo en esto cerca de 10 a 12 horas del día. Y entonces, ¿a qué hora hacemos contactos y, sobre todo, para qué los hacemos?
Aún así nuestro interés no fuera buscar trabajo, los contactos y relaciones internas y externas abrirán las puertas a mejores oportunidades de obtener ideas, apoyo, cooperación, consejo e, incluso, recursos para lograr nuestras metas. Nuestra capacidad de aprender cosas nuevas, de conocer gente que podría ser clave en nuestra carrera y participar activamente en el desarrollo de las distintas realidades del entorno de negocios, profesional, social o artístico, se multiplica geométricamente en relación a la calidad y cantidad de nuestros contactos.
Esos contactos nos alimentan con sus experiencias y ayudan a flexibilizar nuestras ideas y paradigmas. Nuestros contactos nos mantienen informados, son nuestros escuchas en el mercado, así como nuestros mejores representantes de ventas para el avance de nuestra carrera. Los contactos nos pueden facilitar el acceso a quienes toman las decisiones, a quienes nos pueden “auspiciar” o servir de modelo, guías de carrera o mentores.
Sin duda, tener una red de contactos extensa y bien mantenida toma tiempo y esfuerzo, pero es la mejor inversión que se puede hacer, sobre todo en situaciones donde es difícil sobresalir del resto de competidores. Por ello, es importante desarrollar un plan muy específico de actividades que refuercen nuestros contactos, con participaciones en asociaciones profesionales, gremios, clubes de intereses y cursos, entre muchas posibilidades.
3. Imagen y reputación. No basta ser bueno, también hay que parecerlo. Debemos ser conscientes de la imagen que proyectamos, no solamente desde un punto de vista externo, sino desde la idea que otros se forman respecto de nuestros valores y ética profesional.
La reputación profesional es probablemente nuestra mejor carta de presentación. Es la imagen que otros tienen de nosotros, su “impresión” sobre nuestro esfuerzo, energía, confiabilidad, perseverancia, pasión por el trabajo y voluntad de aprender. Y esa impresión se la llevan en función también a nuestra presencia física, comunicaciones verbales y no verbales.
Nunca faltan en las organizaciones quienes siempre se preocupan por cuidar su imagen ante jefes o superiores, sin cuidar el nivel de pares y subordinados quienes, quizá, son los que mejor nos llegan a conocer, y quienes pueden también hacer o deshacer nuestra reputación debido a sus redes de “amigos”. Recordemos que nuestros contactos serán los principales promotores de la calidad de nuestros servicios, tanto dentro como fuera de la empresa, y, por ello, debemos aprovecharlos positivamente.
Ciertamente, trabajar desde estos tres frentes nos deja una gran tarea. Son muchas cosas de las cuales preocuparse para cuidar nuestras carreras, ¿pero acaso no vale la pena?