¡Yo quiero ser empresario!
Creo que casi todos en el Perú soñamos con ser empresarios y tener nuestro propio negocio. Lo veo en mi trabajo constantemente: personas que vienen de trabajar como dependientes, deciden cambiar de rumbo y, en vez de buscar recolocarse, deciden poner su propio negocio.
Los motivos para hacerlo son muchos: sana ambición, ganas de ser su propio jefe, que nadie los despida jamás, necesidad de crearse un mejor futuro, etc.
Cualesquiera sean los motivos, lo importante es ser responsable y hacer un plan de negocio completo realista y sobre todo viable económica y financieramente. Un negocio que fracasa (pasa en más del 80% de los casos) puede arrastrarnos a deudas y pérdidas importantes que incluso pueden arrasar con todos los ahorros familiares. Por eso no está de más reconocer si tenemos los rasgos que no le deben faltar a un empresario exitoso:
- Buena salud. Quien inicia su propio negocio va a trabajar intensamente y sin descanso 12, 14 o más horas diarias, siete días a la semana. Ser empresario es agotador, sobre todo los primeros años.
- Poca necesidad de estatus. Al inicio habrá poco reconocimiento y nulo estatus o poder: uno es portero, mensajero, técnico de computadoras, electricista e incluso obrero de su propio negocio. Eso puede impactar, sobre todo si se viene de una organización grande donde otros eran los que hacían el trabajo pesado.
- Capacidad para las relaciones interpersonales. Es básico llevarse bien con los proveedores y ganarse su confianza, establecer nuevos clientes gracias a una red de contactos, inspirar a sus colaboradores, conseguir inversionistas.
- Confianza en sí mismo y perseverancia. No rendirse, ni al primero ni al décimo intento. Solo si es perseverante podrá superar su desafío, solo si es que no está dispuesto a fracasar ni a desanimarse ante los problemas y retos que le tocarán a diario.
- Ser realista. El empresario debe soñar y confiar en sus sueños e instintos. Pero también debe tener conciencia de la realidad, pues hay cosas que sí puede hacer y otras cosas que no. No debe hacerse “castillos en las nubes” a sí mismo ni a su familia.
- Ser inteligente. Estar atento y ser perspicaz respecto a lo que viene pasando en el mundo de los negocios. Hay que tener la habilidad para captar las oportunidades y para orientar -o reorientar- el negocio en función de las necesidades del mercado.
- Estabilidad emocional. Este punto es determinante, y se los comparto por experiencia propia, pues en el camino habrá subidas y bajadas. Le parecerá estar en una permanente montaña rusa de emociones, con semanas muy buenas donde uno siente que ha conquistado el mundo,y otras en las que nada sale bien. Por eso hay que tener el espíritu bien templado y ser muy maduro para reconocer y aceptar que las cosas son más duras de lo que habíamos previsto.
Pese a todo, hay que perseverar, perseverar y perseverar. ¡Suerte para todos aquellos que hayan decidido ser empresarios! ¡Bienvenidos!