Las estrellas de nuestra reputación
Internet y las redes sociales han impactado la manera en la que tomamos decisiones de compra de servicios, productos, viajes, alquileres, contrataciones, etc.
Así, en TripAdvisor o en aplicaciones similares nos informamos sobre lo que otros opinan acerca de la ubicación, servicio, limpieza, ambiente, decoración y calidad general de los hoteles, restaurantes o destinos que pensamos visitar. Eso que leemos de usuarios que ya vivieron la experiencia es clave para ayudarnos a decidir entre la enorme oferta que existe.
En Amazon antes de comprar libros o cualquiera de los millones de productos que ofrece, revisamos con detalle lo que dicen otros usuarios. La información es pública y está allí para ser consultada por todos. Servicios de taxi comoUber o Cabify califican también nuestra conducta como pasajeros al igual que nosotros calificamos la experiencia del viaje en función de la amabilidad y pericia del conductor, limpieza del auto etc. Empresas estadounidenses de bienes raíces como Redfin hoy cobran su comisión de corretaje en función de cuan bien o mal calificamos al agente inmobiliario en vez de un porcentaje fijo sobre el monto de venta o alquiler, como es la manera “tradicional”. Ejemplos hay cientos de cómo la reputación en línea – las estrellas que ponen o no los usuarios, definen el éxito, la continuidad o el fracaso mismo de cada servicio o producto .
Todo esto me lleva a imaginar que va a llegar el momento en que a proveedores de servicios profesionales – que somos todos – se nos califique así de manera abierta y públicamente en línea antes de contratarnos o promocionarnos. Actualmente en LinkedIn otros opinan sobre nosotros – aunque aún se registran sólo las cosas buenas ya que es algo que nosotros todavía podemos curar. Pero imagine que pasará cuando aparezcan aplicaciones que hagan de su foco de negocio el facilitar información pública sobre la satisfacción de otros con nuestras funciones, roles y resultados profesionales. Serán la inevitable e ineludible vitrina digital de nuestra marca personal y reputación, para bien o para mal.
Seamos ingenieros, profesores, economistas, administradores, contadores, consultores, ejecutivos, supervisores, ejecutivos de banco, marketeros, publicistas, gerentes comerciales o financieros, gerentes generales, presidentes o directores de empresas, alcaldes, congresistas o autoridades, todos y cualquiera con quien hayamos tenido un intercambio profesional opinarán abiertamente sobre la calidad del servicio que les hemos brindado y nos calificarán públicamente – como ya se hace con médicos y abogados en otros países.
Y cuando necesitamos contratar los servicios de cualquiera de los arriba mencionados, sólo tendremos que poner su nombre en alguna de esas aplicaciones y veremos la calificación que habrá recibido cada quien.
Todos sin excepción seremos evaluados y calificados sobre nuestra rectitud, actitud, experiencia, profesionalismo, honestidad, vigencia, calidad de servicio, efectividad, integridad, carisma, competitividad, madurez o cualquier otro de los factores diferenciadores, técnicos o competitivos que tengamos. La calificación que nos pongan será suficiente para ser considerados por clientes potenciales como excelentes o como no contratables. ¿ Y quiénes pondrán o no esas estrellas a nuestra marca personal? Clientes, jefes, ex jefes, colegas, colaboradores, supervisados, proveedores. Todo abierto a la vista de todos.
Nuestra reputación ya está formada en la mente de quienes nos rodean. Pronto estará graficada en público y en línea. Nunca es tarde para asegurarnos de poder ver 5 estrellas junto a nuestra marca personal cuando esto pase – lo que tendrá un impacto enorme en nuestra reputación y empleabilidad.