LO QUE ESPERAMOS DE UN LÍDER
Publicado en Diario El Comercio, el día 12/03/2022
Hoy que sufrimos tanto por no tener líderes admirables en posiciones claves para el futuro de todos – sino quizá más bien todo lo contrario – creo que es vital preguntarnos ¿qué esperamos de un líder? Antes, preciso tres ideas: no se es líder solo por ocupar un rol o cargo de “poder”; para ser un buen líder no se requieren aptitudes extraordinarias, carisma nato o dotes de oratorias; los adultos que asumimos responsabilidades reales hacia otras personas, grupos u organizaciones, ejercemos de facto el rol de líderes, nos consideremos tales o no. Así, nos toca a todos estar muy claros sobre lo que se espera de un líder.
Aquí algunas ideas:
- Integridad para actuar de manera coherente con valores y principios. Los líderes no normalizan conductas indignas para relativizar sus faltas o carencias. Tampoco se victimizan.
- Madurez para aceptar las propias limitaciones y rodearse con responsabilidad de equipos de gente más capaz y preparada que ellos mismos, para avanzar en beneficio de todos.
- Coraje. Los buenos líderes tienen el carácter necesario para decir la verdad, aunque ésta sea dura y para hacer lo correcto, aún a riesgo de su popularidad.
- Transparencia para mostrarse tal cual, con sencillez, humildad y autenticidad. Duplicidades o vidas paralelas sólo sirven para perder la confianza y el respeto de la gente.
- Respeto real por su rol de líder, por el desarrollo de las personas que de él o ella dependen y por el objetivo de bien común que juntos persiguen.
- Conciencia plena del impacto y consecuencias que sus creencias, actitudes y acciones tienen en la vida, las oportunidades y el futuro de quienes de él o ella dependen.
- Los líderes cumplen lo que ofrecen y prometen. No mienten ni asumen que podrán engañar a todos con impunidad.
- Predictibilidad. Nadie espera que el líder sea perfecto, pero si ojalá predecible para ser confiable, sin conductas oscuras o inconsistentes que espantan.
- Humanidad, cercanía y calidez. El líder empatiza con el dolor y las dificultades de su gente y tiene un interés genuino por su bienestar, desarrollo y felicidad. No finge para la foto, las encuestas o las redes.
- Energía. El líder moviliza hacia sueños comunes que entiende, comunica y promueve; energiza hacia el esfuerzo de todos por alcanzarlos.
- Visión para entender lo importante de una situación, conectar los puntos y ambicionar un mejor futuro para todos. Sin una visión compartida y bien comunicada no se avanza ni menos se inspira a nadie a dar lo mejor de sí.
- Capacidad para aprender y aprender a aprender más rápido. Flexibilidad, adaptabilidad y mente abierta para evolucionar y cambiar de paradigmas cuando es necesario hacerlo.
- Propósito de servicio para hacer que primen siempre los intereses, el bienestar y las oportunidades para su gente. No lidera sólo para su ego o su bolsillo.
- Decencia para no caer en las fauces de la deshonestidad, la mediocridad, la pequeñez, de demagogia o el populismo.
- Pudor para cuidar su reputación, sus actos, su nombre y su lugar en la historia, sea esta la historia familiar, institucional, de una organización o un país.