Ayer en Acho no se entendió la complejidad de los santacoloma
Un gran toro de La Quinta, de triunfo grande pero no aprovechado al máximo, y cinco toros con las complicaciones y dificultades propias de su encaste fueron lidiados por Diego Urdiales, Juan Carlos Cubas y Daniel Luque.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
Ayer en Acho se presentaron toros españoles de La Quinta, encaste Santa Coloma, lidiados por Diego Urdiales, el peruano Juan Carlos Cubas y Daniel Luque. Santa Coloma proviene de una línea genética de comienzos del siglo XX. Se caracterizan por ser bajos, de poco volumen, con una viveza que les hace desarrollar sentido muy pronto y les da movilidad; por ello son un enigma de difícil resolución para los toreros.
Los de Santa Coloma
Los toros eran lo más interesante de la corrida de ayer. Urdiales estuvo por encima del lote más difícil y menos lucido. Cubas tuvo el mejor lote; uno de triunfo grande –de faena de escapulario− al que solo le cortó una oreja y otro menos propicio, pero que embistió con clase. Luque lidió un lote dispar, pero con ninguno se acopló.
El conde de Santa Coloma fundó su ganadería a comienzos del siglo XX. Cruzó los enrazados, aunque complicados toros del marqués de Saltillo con los más voluminosos, pero nobles toros de Ibarra. Al cabo de los años vendió parte de su ganadería −lo más asaltillado− a su hermano, el marqués de Albaserrada; de allí provienen, hoy en día, los famosos toros de Victorino Martín. Lo de Santa Coloma pasó a la familia Buendía y ellos vendieron parte de la vacada al actual ganadero de La Quinta, Álvaro Martínez Conradi. Tras adquirir lo de Buendía, logró darle más volumen a sus toros y más cara (encornaduras más prominentes) para cumplir con las actuales exigencias de las plazas españolas y francesas, pero sin perder las picantes y exigentes embestidas santacolomeñas.
Por ello, ayer era utópico pretender ver seis astados de carril metiendo la cara y embistiendo cerrilmente –siempre humillados− en las muletas de sus lidiadores. Era corrida para apreciar los matices de los santacolomas, esperando que alguno regalase diez o veinte embestidas con clase, para que el afortunado torero las aprovechase y emocionase al público. ¿Un concepto de corrida diferente al que suele estar acostumbrada la afición limeña, habituada a las nobles y repetitivas acometidas de los toros de Parladé Domecq? Sí, definitivamente. Pero, lamentablemente, el público limeño no pareció estar enterado de ello, ni dispuesto a entender un encaste diferente al único que se ha visto en Lima a lo largo de los últimos veinte años. Peor aun, si estaban confundidos por los gritos de improvisados vocingleros en los tendidos de Sol, que pedían ver lo que los santacolomas no son. Alguno incluso −¡pobre hombre!−, pretendiendo convertirse, a pesar de su ignorancia, en heredero no autorizado del brillante ‘Gritón’ Bermúdez, que con sabiduría popular, encandilaba a la afición limeña hace 30 años con sus ocurrentes bocinazos. Sin embargo, pocos notaron un hecho histórico: ayer se lidió una corrida astifina y en puntas (¿hace cuánto no se veía eso?), ofensiva y tomándole examen a sus matadores.
Diego Urdiales
Sus dos toros –el peor lote− fueron complicados. El primero metió la cara por el lado derecho en un par de series, pero sin humillar y siempre con la cara alta. Luego desarrolló sentido y se fue al pecho. Por el izquierdo era imposible. Mató de estocada trasera.
El cuarto permitió una buena serie de derechazos, pero a partir de allí, tomó bien los dos primeros muletazos de cada serie, para luego protestar y quedarse corto, desluciéndolas. Lo mató de buena estocada. El público esperaba más de Urdiales, pero no aquilató sus faenas tomando en cuenta las condiciones de sus toros, algo elemental para cualquier aficionado.
Juan Carlos Cubas
El segundo de la tarde tuvo mucha clase, acompañada de emocionantes embestidas, humillando y metiendo la cara, queriéndose comer la muleta. Aquello lo intuyó el público, que siguió expectante la faena del peruano. Cuando Cubas acertó a cruzarse al pitón contrario y logró templar las acometidas, aquello alcanzó ribetes notables: buenos derechazos y naturales. Pero el toro pedía mucho más. Exigía un torero que se olvidase de su cuerpo, que pusiese sentimiento y se entregase por completo, olvidándose de que podía ser cogido. Cubas estuvo técnico y correcto en su planteamiento, pero no dio ese paso adelante, no se ofrendó en aquella entrega incorpórea que le solicitaba el enrazado toro por el pitón derecho, pero más aun por el izquierdo. Mató de estocada desprendida y cortó una oreja.
El quinto fue complicado, aunque no tanto. Cubas estuvo bien, incluso mejor que con el segundo, pero no era un toro de triunfo. El público de Sol, muy injusto, se metió en exceso con él. ¿Por no triunfar en grande con su primer toro? Aquello fue de malos aficionados.
Daniel Luque
El sevillano estuvo por encima de su primer toro, que fue complicado, pero sin ofrecer nada por encima de lo mínimo exigible. Con el sexto, más complicado y peligroso, abrevió.
Los que no pudieron apreciar los matices diferenciadores de los santacolomas y que fueron a Acho esperando ver seis faenas de arte y filigrana, seis, perdieron la oportunidad de entender un encaste diferente al que vemos usualmente.
EL GANADO DE AYER
Se lidiaron toros de La Quinta, de encaste Santa Coloma, de propiedad de Álvaro Martínez Conradi. Todos bien presentados, en el tipo del encaste: bajos, degollados (sin papada), cárdenos o entrepelados, bajos de agujas (altura hasta la cruz), serios, con viveza y listeza en la expresión facial que los distingue de otros encastes. Todos astifinos y en puntas, importante característica que pasó (lamentablemente) desapercibida por el bullicioso y cada vez menos enterado público de Acho. Todos, salvo el segundo, pronto desarrollaron sentido y mostraron por qué despiertan tanto interés en otras latitudes, no por posibilitar facilonas faenas artísticas, sino por el reto que representan cuando –solo algunos− regalan veinte o treinta embestidas humilladas. Bravos en el caballo. Prontos; se arrancaron de largo y tuvieron movilidad.
1 PORTUGUÉS
Número 56, 489 kilos. Cárdeno, delantero de cuerna, en tipo Santa Coloma. Complicado por el derecho, aunque llevando la cara alta (admitió algunos muletazos por ese lado), e imposible por el izquierdo. Pitos en el arrastre.
2 ALPARGATERO
Número 39, 475 kilos. Negro entrepelado y girón. Acapachado de cuerna. Era de triunfo grande. Tuvo clase, pero con raza y exigencia. No perdonaba ningún error de su matador. Bravo y con transmisión.
3 ROMERITO II
Número 62, 475 kilos. Toro hondo, aparentemente más ibarreño que santacolomeño. Cárdeno, bragado y meano. Recargó en el caballo. Tuvo unos 15 muletazos lucidos, aunque con la cara a media altura.
4 JAQUETÓN
Número 69, 492 kilos. Cárdeno y veleto. Embistió caminando y con lentitud, lo que se acentuó en la muleta y dificultó su lidia.
5 PAJARERO
Número 61, 463 kilos. Negro, veleto y astifino. Bajo de agujas, bragado y meano. Tomó dos puyazos, desde una gran distancia. Tuvo movilidad, pero llevó la cara a media altura.
6 GOZOSO
Número 89, 500 kilos. Negro, bragado, meano, acapachado. Serio, voluminoso y hondo. Recargó en el caballo. Mejor por el lado izquierdo, pero pronto desarrolló sentido.
HABLAN LOS TOREROS
Diego Urdiales Torero español
“Los toros fueron muy complicados”
Incómodo por los dos toros que le tocó lidiar ayer en Acho se mostró el torero al finalizar la corrida. “Es una pena que me haya tocado un mal lote. El primero no sirvió y el segundo parecía que iba a dar buen juego en los primeros muletazos, pero al final no sucedió así”, explicó. También comentó que los toros de la ganadería de La Quinta son complicados para torearse, pues desarrollan sentido pronto, no van para adelante, se ponen a andar y están como medio dormidos por dentro. “El público tampoco entendió los toros ni su encaste, porque no está acostumbrado a verlos”, sostuvo. Sin embargo, dijo estar satisfecho con su labor y por lo bien que mató.
Juan Carlos Cubas Torero peruano
“Me hubiera gustado cortar las dos orejas”
El torero peruano reconoció que el segundo toro de la corrida, al que le cortó la única oreja de la tarde, fue el mejor y más importante de toda la corrida. “No ha sido como todo el lote, en líneas generales”, agregó. Sin embargo, comentó que no fue nada fácil torearlo por sus complicadas condiciones de lidia. “No cabe duda de que el ganado de La Quinta tiene mucho carácter, una forma distinta de embestir; hay que acoplarse a ellos y entenderlos para poder lidiarlos”, explicó. Asimismo, comentó que le había faltado “un poquito para redondear la faena” en su primer toro. “Me hubiera gustado cortar dos orejas para satisfacer al público”, enfatizó al concluir la corrida.
Daniel Luque Torero español
“No encontré con quién enfrentarme”
El diestro se mostró bastante molesto por las condiciones de lidia de su lote y por lo astifino de los pitones de los toros. “Esto ha sido una lucha contra nada. No contra la adversidad, porque no he encontrado con quién enfrentarme”, agregó. También dijo que para él eso no es el toreo. “El toreo es otra cosa”. Luque protagonizó el sábado, antes del Festival de la Tradición, un incidente. A las 3 p.m., quiso ingresar por la Puerta de Cecina de Acho, cuando ya estaba cerrada. Golpeó la puerta y amenazó con no torear al día siguiente si no le abrían. Para evitar un problema mayor, se autorizó su ingreso.
FICHA DE LA CORRIDA
CUARTA CORRIDA DE LA FERIA
Con más de media plaza, se realizó en Acho la cuarta corrida de la Feria del Señor de los Milagros del 2015.
GANADO
Se lidiaron toros de la ganadería española La Quinta, que fueron complicados, salvo el segundo, que le permitió a Cubas cortar una oreja.
DIEGO URDIALES (ESPAÑA), de sangre de toro y oro.
Silencio y silencio.
JUAN CARLOS CUBAS (PERÚ), de morado y oro.
Oreja y silencio.
DANIEL LUQUE (ESPAÑA), de verde y oro.
Silencio y silencio.
LIBRO POR LOS 250 AÑOS
El historiador Héctor López Martínez publicará una nueva edición de la Historia de la Plaza de Acho, a cargo de la Beneficencia de Lima.