Feria de Macusani, Puno: los toros en las provincias del Perú son imprescindibles
Tauromaquia en Puno, a 4.315 metros sobre el nivel del mar
Como en tantos pueblos del Perú ● Las fiestas patronales no tendrían sentido ni serían aceptables sin las irremplazables corridas de toros.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
“¡Oh Mamita Inmaculada, bendícenos y protégenos!” Así reza la placa del Escapulario de Oro de la Virgen de la Inmaculada Concepción que recibió el torero español Emilio Serna, tras cortar tres orejas el lunes 11 de diciembre y triunfar en Macusani, Puno. Refleja la devoción de los puneños, que no conciben su fiesta sin tauromaquia y explica porqué los alferados (llamados mayordomos o patrones en otros pueblos peruanos) cubren los costos de las corridas y destinan a obras benéficas lo recaudado por las entradas a la plaza. Así se explica que en el departamento de Puno se celebrasen, en 2013, 25 festejos taurinos, pero que este año se hayan celebrado cerca de 40 corridas.
Torear a más de 4.000 metros de altitud no es sencillo, pero el entusiasmo de los más de 20.000 espectadores que llenan todos los años la enorme plaza de toros puneña, obliga a los diestros a sacar fuerza de flaqueza para superar el soroche y capturar –respirando hondo− el oxígeno que allí escasea.
−Macusani−
Situada a 4.315 metros sobre el nivel del mar, es capital de la provincia de Carabaya, Puno, al norte del Lago Titicaca. Tiene 12.000 habitantes, lo que hace aun más notable que su coliseo multipropósito, utilizado como plaza de toros, se cope con más de 20.000 espectadores que acuden desde los pueblos cercanos. La ciudad se levanta al pie del imponente nevado Allincápac, cuya cumbre se alza hasta los 5.780 m.s.n.m.
Es un gran centro ganadero de alpacas y posee considerables recursos mineros, especialmente de uranio.
Su feria taurina es una de las más importantes del departamento de Puno.
−La primera corrida−
El domingo 10 de diciembre se lidiaron dos toros para rejones de Campo Bravo, de Arequipa, y cuatro de San Pedro, de Lima. Lo de Campo Bravo no dio buen juego. Lo de San Pedro, con poca raza, no aportó emoción.
El público guardó silencio tras la actuación del rejoneador español José Miguel Callejón. El mexicano Michelito cortó una oreja al segundo y el español Vicente Soler, una oreja a cada uno de los suyos.
−La segunda corrida−
El lunes 11, la corrida fue triunfal. Los toreros se impusieron al ganado, en general con poca raza, salvo el sétimo, al que se le dio la vuelta al ruedo.
Se lidiaron toros de Campo Bravo (2°, 4°, 5° y 6°) y de Rural Alianza, de Puno.
El rejoneador Callejón cortó una oreja. El torero español Emilio Serna fue el triunfador; cortó dos orejas al segundo y una al sexto. El venezolano Eduardo Valenzuela, obtuvo dos del buen sétimo y el peruano Luis López obtuvo una del cuarto.
Serna y Valenzuela salieron en hombros junto al alferado Ciro Mayhua Álvarez.
−Alferados y devoción−
Ciro Mayhua y Néstor Chambi, dos de los alferados de Macusani, son una muestra de la expansión de la tauromaquia en las provincias del Perú. Su devoción y amor por su pueblo los llevó a financiar la feria taurina y lo recaudado en la plaza lo destinaron −bajo su supervisión− a obras de bien social.
Así sucede en centenares de pueblos peruanos. La población disfruta de su irremplazable espectáculo preferido y se beneficia a los más necesitados. Pero al mismo tiempo, ello genera en la ciudad un movimiento que activa la economía de la zona a lo largo de todo el año.