Caso Cantuta: A 20 años del hallazgo de Cieneguilla
El 8 de julio de 1993 se hallaron las fosas de Cieneguilla, donde el grupo Colina intentó ocultar los cuerpos de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad Enrique Guzmán y Valle (La Cantuta), a quienes detuvieron en 1992. A partir del descubrimiento, se iniciaría una investigación con varias aristas que hoy ha dejado a los responsables en la cárcel, pero a diez familias sin sus hermanos, hijos o padre.
Corría el año 1992. El presidente Alberto Fujimori había disuelto el Congreso, senadores, diputados y otras figuras públicas eran perseguidas. Por su parte, Sendero Luminoso comenzaba a extender sus acciones con mayor ímpetu en la capital. Mientras tanto, en la Universidad Enrique Guzmán y Valle conocida como La Cantuta, los estudiantes le hacían frente a Fujimori a través de la protesta, el gobierno había intervenido el centro de estudios debido a la presencia de la izquierda pero también de Sendero.
Los detenidos de La Cantuta
El terror en Lima cobró forma de bomba tras el atentado de la calle Tarata el 16 de julio de 1992. Una explosión en una acomodada zona limeña cambió el panorama para muchos. Las informaciones de la inteligencia del Ejército señalaban como lugar de origen de los autores a La Cantuta.
En la madrugada del 18 de julio de ese año, el hoy conocido Grupo Colina realizó una operación militar en la universidad. Irrumpieron en las viviendas estudiantiles y detuvieron a Juan Mariños Figueroa (32), Heráclides Pablo Meza (28), Robert Teodoro Espinoza (24), Armando Amaro Cóndor (25), Luis Enrique Ortiz Perea (21), Dora Oyague Fierro (21), Felipe Flores Chipana (25), Bertila Lozano Torres (21), Marcelino Rosales Cárdenas y el profesor Hugo Muñoz Sánchez (47). Después de esa noche nadie supo el paradero de los 9 estudiantes y el catedrático.
¿Dónde están?
El 8 de julio de 1993, a pocos días de que se cumpliera un año de desaparición, los periodistas de la revista “Sí”, dirigida por Ricardo Uceda, anunciaron una revelación. Habían recibido un mapa de unas fosas ubicadas en una quebrada de Cieneguilla. Convocaron a la prensa, excavaron y encontraron huesos. Ahí detuvieron la investigación hasta la llegada de los fiscales.
Los restos estaban a un metro y medio de profundidad, se hallaron casquillos de calibre 9 milímetros, partes de antebrazo, cartones, telas, cabellos y huesos sueltos. Dos manojos de llaves, los que luego ayudarían a comprobar que los restos sí eran de los estudiantes de La Cantuta; también un cráneo de una mujer de unos 25 años aproximadamente, una cadena con un dije de motivo prehispánico y trozos de tela.
El primer entierro
Los especialistas habían determinado que los restos humanos habían sido incinerados pero antes enterrados en otro lugar. También, por los vestigios hallados, que habían sido asesinados a balazos. Mientras las investigaciones de las fosas de Cieneguilla continuaban, los periodistas de “Sí” recibieron un nuevo dato, el primer entierro y el lugar donde ultimaron al grupo estaba en el kilómetro 1.5 de la autopista Ramiro Prialé, en Huachipa.
El 4 de noviembre de 1993, en el descampado de la Prialé se encontraron prendas de vestir, pero también unos boletos con el logo de la Universidad La Cantuta, uno de ellos con el nombre de Bertilia Lozano. Se realizaron varias exhumaciones, una de las más significativas fue la del 20 de noviembre, en la que se halló un “esqueleto humano casi completo” (ver recorte). Para esa fecha, los restos encontrados en Cieneguilla y Huachipa sumaron los de cuatro personas. Días después harían otros hallazgos, como el de un cráneo, dos pies en cal viva, entre otras piezas.
(21/11/1993) La prensa estuvo pendiente de los hallazgos, sobre todo de los de Huachipa, donde después se supo que fue la ejecución.
Bajo el peso de la justicia
Al finalizar noviembre, el fiscal Víctor Cubas determinó la relación entre los restos de Cieneguilla y de Huachipa. Para esa fecha, los familiares de los estudiantes habían reconocido ya algunas prendas de sus parientes. En los últimos días de 1993 se iniciaría las diligencias judiciales en el fuero común y comenzaría la búsqueda de los responsables, militares con poderes que conformaban un grupo llamado “Colina”.
Sólo 5 detenidos de La Cantuta han sido plenamente identificados, los otros 5 aún continúan en calidad de desaparecidos. Pero, a la actualidad, sus familias han podido encontrar justicia a sus muertes tras la condena de 25 años al ex presidente Fujimori y todos los implicados en el asesinato de los estudiantes y el profesor.
Pamela Loli
Fotos: Archivo Histórico El Comercio
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