Recuerdos de un fotógrafo: el gran Robert Capa
El 25 de mayo del 2014 se cumplen 60 años de la muerte de Endre Friedmann, conocido mundialmente por su seudónimo de ‘Robert Capa’. Fue un hombre entregado al periodismo gráfico, profesión gratificante como ninguna que es motivada por la pasión y el amor hacia el trabajo. En su caso, pasó a la historia de la fotografía por sus imágenes excepcionales de las más violentas guerras del siglo XX. Hasta que un día de mayo de 1954 pisó una mina en Indochina. Tenía 40 años. Aquí su historia.
El 22 de octubre de 1913, en Budapest, Hungría, nació Endre Friedmann, descendiente de una familia judía de clase media. A los 17 años, por pertenecer a un movimiento de izquierda, fue obligado a dejar su ciudad natal. Entonces decidió ir a Berlín, Alemania, para iniciar sus estudios de periodismo.
Sin mayores logros y por problemas económicos tuvo que dejar la escuela y dedicarse a trabajar. Por casualidades del destino, Endre encontró un trabajo en la agencia gráfica Dephot, es allí donde, rápidamente, llega a convertirse en asistente de fotografía y tiene su primer encargo gráfico en noviembre de 1932.
Llegó marzo de 1933 y Hitler asumía poderes dictatoriales. Endre sabía que era momento de partir. Obtuvo el permiso que tanto quería (volver a casa), y pudo reunirse nuevamente con sus padres, con los que convive por un año hasta partir a París, Francia, donde conocería a Henri Cartier – Bresson.
Nace Robert Capa
En 1936, Endre y Gerda, una judía alemana que había conocido unos años antes, y con quien convivía, decidieron crear un seudónimo. Sus fotos no se estaban vendiendo y nada impactaría más que vender las obras de un famoso fotógrafo estadounidense, ‘Robert Capa’. Fue una combinación de los nombres de Robert Taylor y de Frank Capra, reconocidas figuras del cine de entonces.
Los buenos resultados no se hicieron esperar y Robert Capa se fue a fotografiar la guerra civil española, en 1936. Hablar de la Guerra Civil Española es hablar de Robert Capa y la fotografía que daría la vuelta al mundo: “El miliciano muerto”.
Un miliciano de la República es abatido en el campo de batalla, foto por la cual Capa recibió muchos reconocimientos y también críticas de autenticidad hasta que, finalmente, fue reconocida por un historiador español. Fue calificada como la instantánea bélica más impresionante y directa de todos los tiempos.
Algunos compañeros de Capa lo definen como un hombre que siempre mostraba una actitud para adoptar riesgos calculados, que solo un hombre con experiencia en combate podía tener. Era cauteloso al cruzar áreas bajo fuego; pero si veía una buena foto que solo podía tomar aceptando el riesgo, lo hacía.
En 1938 Capa pasó seis meses junto al cineasta neerlandés Joris Inves documentando la resistencia frente a las invasiones japonesas. La guerra china era considerada como el frente oriental de la lucha antifascista, mientras la española era en el frente occidental. Capa vuelve a España a fotografiar las batallas de Mora de Ebro y de Sangre, ambas en el frente de Aragón. Estas fotografías serían publicadas a finales de ese año en ocho páginas de la reconocida revista Picture. Capa había llegado lejos, con tan solo 25 años fue proclamado “El mejor fotógrafo de Guerra”.
Tras largas aventuras para poder conseguir los permisos para dejar España, viaja hacia Inglaterra y trabaja un encargo especial para la revista Collier’s.
En el verano español de 1942, Capa regresa nuevamente a la guerra, con el mismo entusiasmo de la primera vez. Ya era un hombre experimentado. Su esfuerzo, dedicación y talento habían florecido y de este viaje no se esperaba menos. Robert cautivaba al mundo entero con instantáneas de la Segunda Guerra Mundial. El desembarque de Normandia, denominada en clave ‘Operación Overlord’, fue la invasión de Europa llevada a cabo por los aliados en el noroeste de Francia para liberarla de ocupación de Alemania nazi.
El mundo entero se rendía ante Robert Capa. “Capa sabía qué buscar y qué hacer con lo que encontraba. Sabía, por ejemplo, que es imposible fotografiar la guerra, porque la guerra es, ante todo, una emoción. Pero consiguió fotografiar esa emoción a base de disparar el obturador donde esa emoción se experimentaba. Era capaz de mostrar el horror de un pueblo en el rostro de un niño”, de esa manera lo definía John Steinbeck.
Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, Capa junto a Henri Cartier-Bresson y algunos compañeros formaron ‘Mágnum’, agencia de fotografía que se convertiría en una de las más famosas y prestigiosas del mundo, y en donde se inmortalizaría esta frase que ayudaría a alentar a jóvenes fotógrafos que se iniciaban en la profesión. “Si haces fotos que no son lo suficientemente buenas, es porque no estas lo suficientemente cerca”, dijo.
Existen muchas formas de interpretar estas frases, pero es ésta en la que más concuerdan la mayoría de fotógrafos. Un doble sentido de Robert Capa al expresar estas palabras. La primera: una proximidad inmediata. Los fotógrafos dicen que la foto está justo en el lugar exacto, no hay que buscarla, que solo hay que esperar el momento y estar en el lugar indicado y siempre preparado. La segunda: una cercanía con el entorno. Involucrarse con el espacio y el tema al que se le va a documentar; es decir, convivir y ser parte de lo que se está inmortalizando.
Las definiciones son muchas y la verdad es única. Robert Capa poseía una autoridad para pronunciar estas palabras al momento de motivar a un joven a vivir el periodismo gráfico de una manera particular. Gracias a la calidad de sus fotografías y al conocer la guerra desde su nacimiento.
Se dedicó a viajar a diferentes partes del mundo desarrollando proyectos personales y apoyando a los amigos literatos con fotografías. En 1954 es invitado por la agencia de publicidad ‘Mainichi Shimbun’ a prestar asesoramiento en el lanzamiento de una revista fotográfica en Japón.
A fines de abril de 1954, Howard Sochurenk, fotógrafo de LIFE que cubría la guerra de Indochina, tuvo que dejar la guerra, y la agencia le exigió que encontrara un reemplazo. Howard, al saber que Robert Capa se encontraba en Tokio, no se le ocurrió mejor idea que contactarse con su representante y ofrecerle el trabajo. Morris, representante de Capa, no se mostró satisfecho con la oferta, pero decidió comunicárselo.
El 30 de abril Robert Capa, sin imaginar que sería su última aventura, decidió aceptar el trabajo y le respondió a la negativa de su representante diciendo: “Aprecio tu llamada, y te aseguro que no acepto este trabajo por un extraño sentido del deber, sino porque siento un gran placer; hacer fotos es muy divertido, y hacerlas en mi terreno lo es más. Creo que me esperan en Indochina frustraciones, pero quizá también una buena historia”.
El final
Una tarde de mayo, Capa acompañaba a un convoy francés en una misión de evacuación en el delta del Rio Rojo. Durante el camino, se introdujo en uno de los campos aledaños para fotografiar, pisa una mina antipersonal y muere en el acto. El 25 de mayo de 1954, luego de haber fotografiado cinco guerras, murió Endre Friedmann (Robert Capa) un hombre que nació, vivió, y murió en la guerra buscando fotografías y una buena historia que contar.
(Joan Ríos Incio)
Fotos: Robert Capa
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