Jerusalén, la capital del conflicto árabe-israelí
El 30 de julio de 1980 el parlamento israelí (Knesset) promulgó como una ley fundamental la Ley Básica de Jerusalén, cuyo artículo primero afirma que la ciudad de Jerusalén ‘entera y unificada’ es a partir de ese momento la capital del Estado de Israel. Tal decisión no gustó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que condenó a Israel por violar el Derecho Internacional y la Cuarta Convención de Ginebra, que protege a civiles en tiempo de guerra.
Hoy en día la comunidad internacional considera nula y sin efecto la ley promulgada por el Estado de Israel -que hace cumplir a través de una invariable represión militar sobre los palestinos-, y solo reconoce a Jerusalén Oeste y Jerusalén Este como capitales de Israel y Palestina respectivamente. Como se recuerda, tras la Guerra de los Seis Días, en 1967, Israel llega a ocupar Jerusalén Este, que estaba administrada por Jordania desde 1948.
Jerusalén es una de las ciudades más antiguas e importantes de la historia de la humanidad. Se encuentra en el Oriente Próximo y está ubicada en lo alto de las montañas de Judea, entre en el mar Mediterráneo y el Mar muerto. En su cerca de 5 mil años de historia la ciudad ha sido un importante centro político, cultural, pero sobre todo, sagrado para las tres religiones más grandes del mundo: católica, musulmana y judía.
Historia de la ciudad
La batalla por el derecho de dominio sobre la ciudad de Jerusalén ocasionó guerras y conflictos en todas las épocas, hoy en específico, se desarrolla el conflicto entre árabes e israelitas. Pero estos últimos no fueron el primer grupo humano que habitó Jerusalén, sino que fueron los cananeos y los jebuseos siglos atrás. Incluso ocuparon el territorio antes de que las primeras tribus hebreas llegaran a la antigua región de Canaán hacia el 1400 a. C.
La ciudad de Jerusalén fue fortificada, según fuentes bíblicas, por los jebuseos, quienes se asentaron allí cerca de doscientos años hasta que el Rey David la conquistó y convirtió en el lugar idóneo para el nuevo reinado. A partir de ello la ciudad se le conoce por ser la antigua capital del Reino de Israel (Samaria y Galilea), y del Reino de Judá (Judea) en tiempos en los que reinaron Saúl, David y Salomón.
En el año 63 a. C los romanos se hicieron con el control de la ciudad y más adelante, en el 638 d. C, la ciudad fue entregada al califa árabe musulmán Omar Ibn Al-Khattab. Ya en siglo XI la ciudad sería conquistada por la dinastía turca de seléucidas, y en 1099, con la Primera Cruzada, ésta se convertiría en capital del reino cristiano de Jerusalén.
Desde 1244 hasta 1516, Jerusalén quedaría bajo el dominio de los mamelucos de Egipto, hasta que fueron sucedidos en 1516 por el imperio otomano, que gobernó al 1917. En ese lapso ambos gobiernos construyeron importantes monumentos que perduran en la actualidad, como la construcción de las murallas y las puertas de la Ciudad Vieja (que alberga lugares de culto para los judíos como el Monte del Templo y el Muro de las Lamentaciones, el Santo Sepulcro para la religión cristiana, y la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al-Aqsa para los musulmanes).
Entre 1917 y 1948, en el marco de la Primera Guerra Mundial, la ciudad de Jerusalén quedó bajo mandato Británico y fue reconocida como capital administrativa y política de Palestina. Además, a las tres religiones dominantes se les designó una municipalidad con una distribución equilibrada del poder. Para el fin de este período Gran Bretaña cesó en la administración de Palestina y pidió a las recién creadas Naciones Unidas que facilitaran una solución definitiva.
El conflicto árabe-israelí
Para llegar a la resolución del 30 de julio de 1980 que decretó a Jerusalén como capital del Estado Israel, la ciudad primero tuvo que entrar en una nueva disputa: la guerra de 1948. Un año antes la Asamblea General de Naciones Unidas –a través de la resolución 181- había decidido crear los Estados de Israel y Palestina, y dejar a Jerusalén como una zona neutral y bajo responsabilidad de la ONU.
No obstante, la administración judía decidió establecer el Estado de Israel en la parte de Palestina asignada a los judíos, pese a que ya se estaba gestando un estatuto para Jerusalén que duraría diez años y con el que se nombraría a un gobernador. Esto dio inicio a un primer conflicto bélico, hasta que en 1949 Jordania e Israel acordaron un alto al fuego y la ciudad quedó formalmente dividida en Jerusalén Este, controlada por Jordania, y Jerusalén Oeste, controlada por Israel.
En 1967 nuevamente entran en guerra los israelíes y palestinos, solo que esta vez los primeros ocuparían definitivamente la Franja de Gaza y Cisjordania, incluyendo Jerusalén Este. Desde ese momento toda política declarada por el Estado de Israel con respecto a Jerusalén sirve para afianzar su poder y mantener un control exclusivo del territorio.
Hoy en día las tierras y viviendas que pertenecen a los palestinos son expropiadas y los beneficios sociales son negados a su población. No obstante, el estatus legal de Jerusalén difiere al de otras zonas como Cisjordania o la Franja de Gaza: allí los palestinos son reconocidos como “residentes permanentes” y reciben algunos derechos, sin embargo, también son objeto de leyes discriminatorias y de políticas que tienen como fin disminuir su población en la nueva capital de Israel.
(Diego Lopez Marina)
Fotos: Agencias