En busca de la gloria pasada
¿Por qué es necesario un campeonato Nacional? Hoy no hay un campeonato Nacional ni de circuito, ni de rally. Mientras el pistero es inexistente es más el club que más actividad realizaba ha decidido irse de la Fepad, el de tierra se ha convertido en una especie de definición regional que tiene cero emoción y despierta menos expectativa que el Miss Perú. Sin embargo más allá del romanticismo la ausencia de un campeonato nacional de fechas programadas de manera anual, sin un cartel de protagonistas consolidado de manera regular y el respaldo del ente federativo le quita valor a cualquier auspicio que algún piloto ilusionado solicite.
Los auspicios son producto de la promesa de cobertura que se ofrece. En esta ecuación confabulan dos factores: la notoriedad del piloto (títulos, historia, palmarés, “fama”) y la importancia de la prueba/competencia (inscritos y posibilidad de congregar una buena cantidad de aficionados).
Los nombres connotados del rally nacional cada vez están más alejados de las pruebas. Orlandini y Fuchs corriendo afuera. Ferreyros y Pardo mirando el Dakar. Abuid y Tommasini asomando por momentos. Barco ausente, los Palominos intermitentes y concentrados en el siempre deseado sueño Inca. Luchito Alayza hoy tiene que poner la cara, Brandes remar por Huancayo y Velit queriendo como siempre.
El desorden reinante en la Federación de Automovilismo Deportivo de los últimos años, producto de la exclusión de un presidente (Durán), de elecciones automatizadas y juntas transitorias, provocó que la actividad deportiva recaiga en los clubes de base donde los más grandes se engorilaron (y ganaron) y los pequeños sacrificaron sus intenciones y ambiciones.
Para los pilotos vender un campeonato regional es complicado. Para los auspiciadores entender que auspician un campeonato zonal suena a poca monta, a “que le están pidiendo mucha plata”.
Mediaticamente un campeonato regional no convoca cobertura. Acá muchos dirán: “pero el periodismo tiene que apoyar, deberían cubrir”. Y si, si uno revisa los medios pero es evidente que los espacios no son grandes porque en verdad no hay mucho que decir. Pocos nombres notables, poca emoción, carreras resueltas con sencillez. Un tema a tomar en cuenta es que la actividad polideportiva hoy es mucho más intensa que hace unos años. Ya no solamente es voley y automovilismo. Está la tabla, está el box, está el atletismo, está la vela, están medallas, están copas, están torneos internacionales.
¿Qué duelo se vende ahora?, ¿qué figura se promociona? Un campeonato con dos fechas de definición tras una clasificación de poca relevancia mediática es lo más parecido a un kermese en materia de difusión. La federación debe buscar salir más que en Automundo, el programa de Nancy, Perurally y las revistas del rubro.
Lo mejor que le pudo pasar al ACP es que Mario Hart salga campeón. Le dio rebote a una final de campeonato que no hubiese tenido tantos espacios periodísticos si el monarca no tuviera la exposición mediática que trae encima. No quiero que suene mal, por otro lado, pero si es claro el hecho que Mario en su condición de novato se haya llevado el absoluto además de evidenciar el linaje y el talento del piloto deja en claro que el cartel de pilotos no es tan competitivo como antes. Para referencia podemos remontar el caso Gautier cuando fue al rally. Igual eso no es culpa de Hart. Él corrió, hizo lo necesario, se dedicó y cosechó en grande. Nota aparte, y palmas, merece Hart declarando al final de la carrera a AmericaTV diciendo que “ganar el campeonato ACP es bacán” #CombateOnMode.
La Fepad por estos días de reestructuración deberían repensar sus campeonatos nacionales. Estructurarlos y darles a los pilotos un calendario para vender en octubre, antes que las empresas cierren sus presupuestos. El ente además tiene que trabajar en la convocatoria de nombres consagrados para hacer un mix empático con los nuevos talentos. Llegó la hora de pensar en el interés común y no en el particular.