Magaly Solier, acosadores y desfachatados
Bien hizo Magaly Solier en levantar la voz frente a aquel acosador desfachatado del Metropolitano. Sin embargo, la violencia contra la mujer no se inicia con la exhibición obscena sino mucho antes aún. Alguna vez lo analizamos en el taller.
Lo retrató Ben Marzal en “Feminidad”, me dijo el profesor X. Joshia Brenner solo observa, está pasmado, su padre insulta a su madre, la maltrata, la reduce a ser su servidumbre. Ella no habla, no se mueve. En ocasiones recibe la golpiza de su marido. Joshia crece con la convicción de que la mujer está supeditada a los caprichos del hombre. Pasados los años y en un extraño arrebato, Brenner (ya adulto) participa en una campaña para destruir a Lorena Boll, candidata a presidir el Consejo Universitario.
Brenner la persigue hasta que logra verla en uno de los jardines del campus. La diatriba se convierte en obscenidad, le hace gestos que sus compañeros toleran. El libelo se convierte en acoso. Joshia le muestra sus partes, se toca a sí mismo. Lorena lo denuncia, pero le reclaman pruebas. No las tiene. Pronto el acoso se convierte en violación. Lorena es asaltada por el muchacho, violada y asesinada con ferocidad.
El niño Brenner escuchaba a su padre vilipendiar a su madre. Sus sesos sin juicio acumulaban palabras que más adelante serían la crisálida de sus prejuicios. De la violencia en el hogar infantil deriva la obscenidad juvenil, de la obscenidad se transita a la violación y, en ocasiones, tras la violación llega el feminicidio. La infravaloración es otro de los caminos que llevan a la violencia.
Recordé aquella historia, mientras leía las noticias. Definitivamente, frente al acoso no cabe la tolerancia. Sin una reacción social podrían producirse consecuencias mayores. Mientras reflexiono, mi abuela me dice que extraña a aquellos piropeadores del Jirón de la Unión (eran los 40 o 50), ingeniosos y elegantes, a veces poetas. “De que hay una diferencia entre la blanca paloma y el gallinazo, la hay”, dice mientras sus ojos rutilan con nostalgia.