Mi gran selección
Reviso la obra íntegra de algunos poetas consagrados y lo que asoman son alturas y descensos. Toda consagración es injusta, un exceso de optimismo, un laurel de gracia.
Para ser más claros (y me reservo nombres para no ser lapidado), he leído a poetas premiados cuya obra ganadora tiene de gala y de medianía. Hay poemas perfectos, pero no poemarios perfectos.
Hay también famas ganadas a la ligera como hay glorias regaladas. Y ya que me preguntan sobre mi vate preferido diré que mis dilecciones van por los poemas sueltos. Algo de aquí, algo de allá. Un giro lírico genial, un soneto con luz, una estrofa que sobresale, un poema… EL POEMA.
Así que no me pregunten por quien creo es el mejor poeta sino por el mejor poema. Quizás si lo confieso algunos que más saben de este menester rugirán su desacuerdo.
Sin ir al detalle soy vallejiano y comulgo también con (bueno, de los que he escrito o tratado en mi trabajo)…y algunos otros pocos… ¿Para qué hacerme problema con las omisiones? Juego con los clarines de Lorca y me entusiasmo con Omar Jayyam (1048-1131). Eguren por estos lares me presta su magia… y de los contemporáneos….Adivina tú.
Aunque, a disgusto de la autoridad, blando las letras de Rimbaud, la poesía pura de Valery y celebro en alegre fragmentación al gran Gil de Biedma. Pessoa es quizás, de entre todos…
No hay la obra total ni el poeta total ni genio de litera. Para Cum Laude la academia.
Por ejemplo Gil de Biedma sorprende por lo que leen debajo:
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Pero si quieren saber a quién considero absolutamente relevante en la poesía recorrida, es una mexicana de la que, seguramente poco has oído, y es, creo, aquella a la que todos los aspirantes deben leer. Es la poeta del conjunto. Sí, es una mexicana y se llama Rosario Castellanos (1925-1974). Para muestra un botón:
Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!
El aire no es bastante
para los dos. Y no basta la tierra
para los cuerpos juntos
y la ración de la esperanza es poca
y el dolor no se puede compartir.
El hombre es anima de soledades,
ciervo con una flecha en el ijar
que huye y se desangra.
Ah, pero el odio, su fijeza insomne
de pupilas de vidrio; su actitud
que es a la vez reposo y amenaza.
El ciervo va a beber y en el agua aparece
el reflejo del tigre.
El ciervo bebe el agua y la imagen. Se vuelve
-antes que lo devoren- (cómplice, fascinado)
igual a su enemigo.
Damos la vida sólo a lo que odiamos
Lea más en: http://www.los-poetas.com/l/caste1.htm
O mejor comprese uno de sus libros.