Instrucciones para lograr la paz interior
Epicuro la llamaba “ataraxia”, los estoicos también la reconocían y es, en sus términos, la ley del Zen, de los ascetas y de todo aquel que busque vivir en paz. Ausencia de turbación interior, serenidad, quietud, llámalo como gustes y ten por cierto que su génesis depende de tu interior y de tus buenas paces con el mundo.
Para lograrla, según un cúmulo de libros y otra poca de experiencias y experimentos que he reunido para este ensayo de instrucción, la paz es un asunto que solo nace en casa:
1. No esperes nada de nada, tampoco nada de nadie. No esperes.
2. No te plantees una meta, vive al día y sin tiempo ¿Has practicado el arte de ser atemporal?
3. Elimina del diccionario: “autoestima”. No la necesitas para evaluar tu manida querencia íntima, siempre dependiente de la querencia de los demás.
4. Conectate con el goce inmediato. No busques más allá de tus zapatos.
5. Sé el artífice de tu mente en blanco, no pienses, sácate el apuro.
6. Ve lento, come lento, ama lento.
7. Que los juicios (de los otros) no te obnubilen. No hay juicio justo cuando de belleza, talento o mérito se trata. Así que toma todo juicio como un experimento fallido (Si supieras el grueso de obtusos que critican sin autoridad ni sapiencia).
8. Si las hordas del mal se ciernen sobre tu mejilla, coloca también la otra. Si te quitan el saco obsequia también la camisa. No te arrepientas de la bondad amable ni de la paz como respuesta.
9. Solo busca la verdad y tenla por altavoz. Si tal insolencia te cuesta el mundo, es que el mundo es más pequeño que tú.
10. Reserva un remanso, un paisaje, un retiro. Tónico mejor ni los elixires ni las “pepas”. El alma se tensa entre vanidades y guerras. Déjala ir-se.