La ‘U’, el candidato mentiroso
Seamos sinceros: la tabla miente. A pesar de que la irregularidad es el emblema del Clausura, Universitario ha demostrado carecer de un argumento fundamental para ocupar el privilegiado lugar que los números le señalan: idea de juego. ¿Cómo un equipo con tan flagrante limitación puede situarse como el segundo mejor de un torneo de fútbol? La respuesta es sencilla: estamos en el Perú.
La ‘U’ juega a nada. Hay una tímida intención de trasladar la pelota con rapidez entre su área y la contraria. Punto. Es un equipo largo y cortado, afín a los pelotazos por su falta de ingenio para la elaboración, que cuando pierde el balón sufre por los enormes puntos ciegos que deja en los alrededores del círculo central. Y como no tiene centrales rápidos ni afilados, suda frío.
Por las bandas no brinda garantías, no tiene relevistas capaces, falla en las coberturas. En suma, juega pésimo. Su ubicación en el Clausura se debe al pobre nivel de sus contrincantes y a ciertos chispotazos individuales, como el golazo de Ruidíaz ante Los Caimanes, el generoso despliegue de Rainer Torres, los reflejos de Carvallo y el enorme corazón que, a pesar de sus falencias, le pone la mayoría de jugadores que sale al campo de juego.
¿Influyen las ausencias? Claro. Reconozcamos que Ibáñez necesita un minitour rápido por Las Huaringas o una tonelada de ruda. No solo sigue sin contar con Flores, sino que Ampuero y Canchita se sumaron a la lista de lesionados. Sin las piezas fundamentales en buen estado, es imposible afinar el equipo.
Pese a ello, Óscar está en debe por una sola razón: hasta el momento no se percibe su mano. Ante Los Caimanes, la ‘U’ parecía un grupo de hombres que acababan de conocerse antes de salir a la cancha. Hay, además, una alarmante ausencia de liderazgo que provoca que la ansiedad y el nerviosismo gobiernen sin mayor oposición. Fue muy penoso ver cómo en los últimos minutos, la crema se defendía como cuadro chico, reventando el balón sin sonrojarse, enviando al traste cualquier intento de salida limpia y bien jugada. La superioridad numérica -Caimanes jugaba con 10 hombres- nunca se sintió.
El Clausura es un campeonato muy corto, así que da muy poco margen para equivocarse. Por lo pronto, Ibáñez debe definir qué quiere y, en base a los jugadores a la mano, establecer la manera de conseguirlo. Y si no los tiene, adecuarse a las circunstancias. Este miércoles, en Moyobamba, probablemente apostará por el contragolpe, un arma que manejó bien en el debut ante Huancayo. Unión Comercio, sin embargo, es un equipo distinto: juega, no pelea. Y arriba tiene hombres peligrosos como Meza Cuadra (¿en lugar de experimentar con extranjeros, por qué no intentar traerlo el próximo año?).
A partir del orden y la cabeza fría, en la banca y en la cancha, la ‘U’ puede demostrar que la tabla no miente. Y que, como tantas otras veces, es mucho más grande que sus problemas.
Espero sus comentarios, un abrazo para todos.