Hasta la vista, Bi
Aunque la tabla señala que todo está muy apretado y que este fin de semana podríamos estar peleando otra vez arriba, el Clásico era un partido bisagra. Y se perdió. En tales circunstancias, pensar en el título suena a una broma pesada, una cuchillada a la esperanza, una desgarradora crueldad.
Sin embargo, sería una insensatez no reconocer que el equipo se mató en la cancha. Corrió, empujó, dejó todo, más incluso de lo que podía. Rainer y Miguel pedían su cambio a gritos, pero aún así, metieron hasta donde sus pulmones, y sus piernas, les dieron. Y como ellos, el resto de sus compañeros.
Alianza ganó bien, sin discusión. A diferencia de la ‘U’, aprovechó una de las ocasiones que generó y con ello le bastó para definir un partido jugado con dientes apretados, muy táctico, abierto por momentos, peleadísimo desde el primer minuto.
Mientras le duró el físico, el campeón gobernó en la cancha. Anticipo y tránsito rápido fueron las claves para mandar en el primer tiempo ante un Alianza desconcertado, que recién pudo reaccionar sobre el final. El trabajo de Gómez fue clave tanto en el ida y vuelta como al momento del pase o en los movimientos con perfil cambiado. Además, metió miedo con zurdazos justos, rasantes, uno de los cuales dio en el poste cuando Guevara se disponía a recogerla de adentro.
En el complemento el local equilibró porque apretó, metió presión desde la salida, con lo cual obligó a la ‘U’ al error. Cueva encontró espacios y le hizo la chamba más difícil a Maelo y a Alloco, ambos de impecable primera etapa. La expulsión de Toño –espero que esta temporada culmine su ciclo en el club- terminó por desordenar la mediacancha. Así, en una acción por la izquierda, nadie salió a apretar a Cuevita y este, con un soberbio pase, dejó a Cedrón solo para definir sin problemas sobre la salida de Carvallo.
La crema no cesó de empujar, pero la impotencia se transformó en descontrol y aunque Guevara tuvo un par de salvadas espectaculares, Alianza estuvo cerca de elevar la diferencia en los contragolpes. Romero o Vargas pudieron ser el oxígeno que la volante requería cuando la pelota se perdía y no había cómo contener a Landauri o a los uruguayos. Óscar, sin embargo, decidió apostar por la experiencia, a pesar de que Rainer y Miguel tenían los pulmones vacíos.
PESE A TODO, MEJORÍA
Al margen de los resultados, los partidos ante Melgar y Alianza han mostrado la mejor cara de la ‘U’ en la era Ibáñez. Con poco, el equipo ha mostrado un perfil de juego más definido y cierto orden en sus líneas. Lamentablemente, se ha perdido mucho tiempo en el camino y con lo que resta para que culmine el torneo, no alcanza para imaginar una hazaña.
Universitario es un equipo corto, que cuando pierde una pieza, sufre demasiado. Ayer se extrañó demasiado a Flores y Canchita. Depender de Rainer limita las posibilidades y le hace fácil la labor al rival. El plantel está lleno de jugadores corajudos, la mayoría hechos para vestir de crema, pero el 90% le pega de punta a la pelota. Hallar habilidosos, empoderar a los que vienen detrás -Huamantica, Siucho- es una tarea imperiosa de cara al futuro del club. Que el 2015 no nos tome sin la lección aprendida.
Espero sus comentarios, un abrazo para todos.