La 'U' parece tener un libreto
Luis Fernando Suárez es técnico, no mago. Tampoco es un milagrero. Haber conseguido que durante 65, 70 minutos Universitario se haya comportado como un equipo constituye un enorme mérito, aunque el marcador final redondee otro episodio amargo para la sufrida hinchada merengue.
No es conformismo. Los triunfos se pueden obtener de diferentes maneras; la más sana, y predecible, es a partir del buen juego. Las otras dependen del error del rival o la suerte. La ‘U’ no llegó a conformar, pero intentó jugar y, de hecho, mostró una mejor cara, muy distinta a la que lo acompañó en gran parte del 2014 y, sobre todo, en el reciente Torneo del Inca.
Pese a que hubo momentos de desespero, en general mantuvo el orden y jugó en función de una idea definida: pelear por la pelota en cada centímetro de la cancha. El colectivo se impuso sobre lo individual. Usó la presión y el anticipo para recuperar el balón y una vez con él, intentó llegar al arco rival con transiciones rápidas, al primer toque, con servicios largos y cruzados.
Salvo el gol de Arrieta –nacido de un descuido en la marca en la mediacancha propia-, defensivamente estuvo seguro; incluso Ampuero anduvo parejito y Dulanto, pese a ser su debut, mostró una sobriedad esperanzadora. Atrás, Raúl volvió a ser el arquero serio de otras jornadas y García, pese a que falló en el tanto del local, en general no defraudó.
El problema estuvo en los últimos 30 metros. Por la izquierda, Guti -como los antiguos ‘ventiladores’- fue y regresó una y otra vez; por la derecha, a Canchita le costó desprenderse con rapidez del balón. El rendimiento de Polo fue muy discreto y Alemanno no tuvo un balón limpio que le permitiera trascender.
El equipo mejoró cuando ingresaron Flores y Huamantica. El enganche de Orejas mata y César apareció con peligro dos veces; igual lo que hicieron fue muy poco. La ‘U’ careció de profundidad e ingenio en el último cuarto. Se la pasó insinuando sin hacer daño real la mayor parte del partido. Suárez había adelantado que su mayor preocupación era que al equipo no le hicieran goles; pero eso no basta, los partidos hay que ganarlos, y la crema no mostró las armas suficientes para conseguirlo.
A mí el libreto me parece esperanzador. Veo mayor consistencia, un colectivo interesante y una idea en consolidación. Faltan, por su puesto, varios ajustes, en particular en la ofensiva. El problema de Suárez no solo es el tiempo, sino que debe enfrentar el Apertura con un grupo de escasas luces –Quiñones va camino a ser el paquete del año-, con escaso margen para conseguir refuerzos (los sueldos de marzo se pagaron tras una gestión que realizó Chemo), frente a rivales como Vallejo, Cristal e incluso Alianza con planteles más amplios y variados.
Apena que se hayan perdido cuatro valiosos meses y no se haya sido fino al momento de elegir a los extranjeros. Pero es lo que hay y con ello hay que trabajar. No queda otra.
Ah… ¿y alguien extrañó a Toñito?