Para que la 'U' no se vaya a la B
El hincha insulta y amenaza. Es normal. Pero los gritos y los ‘ajustes’ no hacen magia. No enseñan a un jugador a darle la pelota a otro que lleva la camiseta del mismo color. Tampoco a pararse bien en un córner, ni mucho menos a marcar con rigor. La ‘U’ no tiene equipo y lo poco que muestra esta versión mustia e inaguantable ha abrumado a su experimentado entrenador.
Y al resto de mortales, que la llevamos impregnada en cada célula, nos tiene con el corazón hecho trizas, como si estuviésemos en el cuarto de un paciente muy enfermo, impotentes, desolados, a la espera de que se apaguen sus latidos, sabiendo que pronto dejará de respirar.
El problema de Universitario no se arregla con mentadas de madre ni llamados a tomar el Monumental. Cualquier alternativa de este tipo sería gasolina sobre un club en llamas. Ahuyentaría a los escasos hinchas que persisten en acompañarlo a la espera de un triunfo milagroso y a las empresas que, en un acto supremo de ingenuidad, creen que les sirve asociar su marca a un equipo que ha empezado a acostumbrarse a perder.
A la ‘U’ hay que salvarla con cabeza fría, inteligencia y desprendimiento. Revienta ver a tantos zarandearla sin piedad, tratando de arrebatarle lo que puedan, olvidando el drama que vive, ese cuyo final todos conocemos, que ya vivieron River y Racing en Argentina. Ese destino doloroso y vergonzante que, a esta hora, parece inevitable.
El equipo no solo está hundido en la tabla de posiciones, sino que juega a nada. Y así es muy difícil aguardar cualquier mejora.
¿Qué necesita la ‘U’?
UN POCO DE PAZ. Urge que exista tranquilidad institucional. Para ello es necesario que tanto la administración del club, la Sunat y el resto de acreedores busquen puntos en común. Es tanto el dinero en juego, que muchos de los que dicen amar a la ‘U’, en realidad andan en busca de cobrar lo suyo sin importarle que, en el camino, el club desaparezca. ¿Cuesta mucho pedir una tregua, algunas semanas de paz?
PIÉNSELO, LUIS FERNANDO. Los galones ganados en otras batallas no son garantía del éxito. No me cabe duda de que Luis Fernando Suárez está por encima de los jugadores que tiene a mano, pero el éxito de cualquier entrenador depende de que el plantel esté convencido de su propuesta. Y es evidente que, por diversos motivos, no le creen. ¿Se tiene que ir? El grupo lo tiene que manejar él. Si no es capaz de hacerlo, sobra decir que su presencia en el club no tiene sentido.
ES UN HONOR. Hacerle la ‘cama’ a un entrenador, a costa de poner al club al borde del descenso, linda con la traición. Está en manos de los jugadores desvirtuar esta versión y recordar que no pertenecen a cualquier equipo, sino al más importante de todos. Y quien no esté de acuerdo con Suárez o el administrador, pues que pida su salida. Esta pelea tienen que darla los que estén convencidos, los que realmente amen al club. Jugar por la ‘U’ no es solo una responsabilidad es, antes que nada, un honor. Y aquel que no esté a la altura de ello, no merece ponerse la camiseta crema. Nunca.
UNA HINCHADA HUMILDE. Resulta ridículo que en la situación en que se encuentra Universitario, un grupo de hinchas se enfrasque en peleas intrascendentes con jugadores y simpatizantes de otros equipos. Muchachos: Alianza bajó en 1938, ¡hace 77 años! La ‘U’ se puede ir al descenso en diciembre del 2015. No basta con decir “el más grande nunca va a bajar”, “La ‘U’ es de primera”, “Nunca bajaremos”. La posibilidad de descender es real. Las energías hay que canalizarlas en apoyar al club, no es inteligente desperdiciarlas en tonterías.
CHEMO. Pensé que su salida ayudaría a quitarle presión al club, aunque era obvio que no se le olvidaría rápidamente por la responsabilidad que le cupo en la formación y el manejo del actual plantel. Por ello resulta un absurdo mayúsculo de su parte, y de la administración, que siga trabajando en el club, como indican distintas versiones. Del Solar necesita alejarse un buen tiempo de la ‘U’. Su presencia no suma al ambiente de tranquilidad que la institución necesita. En su momento, la historia juzgará el papel que cumplió tanto como entrenador y dirigente. Ahora, lo mejor para él y para el club, es que se retire.
Como nunca antes, la ‘U’ pende de un hilo. No le hagamos más fácil la tarea a quienes nos detestan. Si no nos unimos, seremos cómplices del desastre.