Gracias Roberto, pero es hora de cambiar
La sonrisa del hincha se hace inmensa y el corazón late a mil. El año que estuvimos en peligro se termina con una clasificación a la Sudamericana luego de vencer a Cristal y dejar con los crespos hechos a Alianza en su propia cancha. Lo importante, sin embargo, fue haber zafado de la baja. Hasta hace pocas semanas parecía que Leguía y compañía habían comprado todos los boletos para hundir la ‘U’ en el infortunio. Gracias a un par de decisiones correctas, el club logró salvar el pellejo.
¿Cuáles fueron? En primer lugar, apostar por Roberto Chale, quien más que recursos técnico-tácticos, logró componer un plantel que nunca sintonizó con Luis Fernando Suárez. La dirigencia supo rodearlo bien -Pajuelo y Fontes- y el equipo, sin hacer demasiado, encontró cierto orden y los resultados que le habían sido esquivos durante la primera parte del año. Chale fue factor de unión -y distensión- en un plantel sobreestresado, sin rumbo ni liderazgo, que jugó poco y empujó mucho.
La segunda decisión, acaso más importante que la primera, fue la que permitió la vuelta de Ruidíaz. El delantero se dio cuenta de que el dinero no es todo en la vida y que en Melgar era solo una pieza de rotación. Le dio un giro a su línea de carrera y apostó por volver al primer plano en su casa, donde mejor le ha ido. La asombrosa efectividad de Raúl maquilló el rendimiento irregular de la crema en el Clausura. Un bazukazo de tiro libre o una aparición fantasmal en el corazón del área bastaron para borrar repetidas tardes escasas de ideas. El Chato no está en el ránking de los mejores delanteros de la historia, pero por lo que hizo este final de año, el agradecimiento es y será eterno. A punta de goles, literalmente, salvó a la ‘U’ de lo peor.
IMPRESCINDIBLE: LA BASE
¿Qué debe hacer Universitario en adelante? Por lo pronto, recomponerse institucionalmente, darle seriedad a su manejo; en pocas palabras, cambiar de administrador. La última perla fue el anuncio del arreglo con Manicero, pese a que este aún se encuentra en competencia con Sporting Cristal. El tacto, el criterio, la seriedad son conceptos desconocidos en Ate. El club no solo ha expuesto al argentino al repudio de la institución y la hinchada que aún lo acoge, sino que no ha guardado las mínimas formas de trato. Un club que dice ser grande no puede manejarse con el razonamiento de un hincha de tablón.
A Chale hay que agradecerle por lo que hizo, que ha sido mucho, pero es hora de cambiar. Nadie puede discutirle el lugar que se ha ganado en la historia del club, en la cancha y en el banco; sin embargo, si queremos dar un salto cualitativo en cuanto a juego, hace falta otra alternativa. Peor aún si, como se dice al momento de escribir estas líneas, se ha decidido prescindir de Pajuelo y Fontes, los grandes hacedores de la remontada crema en el Clausura.
Antes de elegir a un técnico es necesario establecer un objetivo y cómo se lo quiere alcanzar. Esta ‘U’ que terminó raspando el primer lugar del último torneo del año nunca mostró una idea definida. En un campeonato irregular como el nuestro, ausente de luces, tan desorganizado, mostró un juego sin la dinámica y la agresividad que imponen los tiempos modernos. ¿Se va a seguir apostando por lo mismo, más aun si, como el propio Chale ha reconocido, él no pidió a ninguno de los refuerzos adelantados por la administración?
Manicero y Rengifo son buenas contrataciones, y si Guastavino recupera su mejor forma física, los problemas adelante se pueden atenuar. Pero más que piezas, la ‘U’ necesita juego de conjunto, una idea que lo aleje de la medianía y apunte hacia la modernidad. Técnicos como Soso, Vivas, Espejo, Mosquera y el mismo Cominges intentan alcanzar esa vía. ¿Por qué no pretender lo mismo?
Sin embargo, y lo diré con todas sus letras, cambio un campeonato y diez goleadas sobre Alianza, por una crema fuerte institucionalmente. Sin una base sólida, las penurias seguirán siendo parte del día a día.