Universitario: el grito más hermoso puede ser el mejor disfraz
El grito más hermoso y sufrido, el más intenso, puede ser también el mejor disfraz. El maquillaje perfecto para esconder la realidad.
El gol de Osorio me sorprendió en la calle, celular en mano, maldiciendo por la pésima señal, las jugadas que se congelan o se ralentizan, mientras el reloj avanzaba como una combi asesina. El grito desde un restaurante me hizo advertir -tonto de mí- que las imágenes estaban retrasadas no por segundos, sino por minutos. Varios minutos. Eternos minutos. Entré a Twitter y la información tampoco se actualizaba. ¿Qué pasó? ¿Fue gol? ¿Lo anularon? ¿Ganamos? Hasta que vi a Denis dormir la pelota, cubrirla con los mil partidos que carga en el hombro, dar la media vuelta y a Osorio meter el botín para hacer de su grito, nuestros gritos, uno solo. Ronco, enorme, interminable. El más feliz.
No jugó bien la ‘U’. Sus refuerzos tampoco tuvieron una actuación redonda. La inactividad les cuesta (el Mudo falló en el gol cajamarquino e hizo un claro penal que hubiera sellado el desastre). Les falta tiempo para acoplarse, para conocerse. El problema es que tiempo es lo menos que sobra en Ate. El descenso no es un fantasma. Lo tenemos demasiado cerca para seguir pensando que lo es.
No ayuda tampoco que Córdova solo mire el arco rival y se olvide del suyo, que las líneas jueguen tan separadas, el equipo se haga largo y la zona de rebote quede libre, que nuestra área pase tanto peligro.
En la situación en que está la ‘U’ solo interesa ganar. No importa si los goles se hacen con el tobillo o la pantorrila. Pero siempre habrá más posibilidades de triunfo si se juega bien. Y de ello, por ahora, está lejos.
Sumaremos con Quintero y Figuera, la vuelta de Velarde agranda las alternativas, el gol fortalece la confianza de Osorio, pero hay que jugar mejor. Solo así habrá más posibilidades de triunfo y podremos disfrazar, al menos un poquito, el sufrimiento. Ese que tendremos pegado a la piel hasta la última fecha.