Sigue la lista: Patos, gatos y carreras de autos
45. Cool McCool
Cool McCool es pura vocación. Creado por el genial Bob Kane (el mismo del cómic Batman), este espía que ama más al peligro que a la inteligencia, es la versión animada del contemporáneo agente del recontra espionaje, Maxwell Smart. Son igual de tontos, igual de incompetentes e igual de efectivos. La única diferencia es que aquí los malos no están organizados y parecen salidos del universo de los superhéroes: Lechuza es un ladrón con muy mala intención, Rastrero es un bandido que está siempre escondido, Jack el muñeco, el Chiflado, Greta Vampira y el gordo Huracán, que lleva adentro más aire que pan se afanan por hacerle la vida imposible. El número uno era el jefe y nunca se le veía la cara. Mis personajes favoritos: Harry McCool (papá de Cool McCool) y el jefe, número uno, cuyos signos distintivos son el sillón más paja del mundo y un puro que debe saberle a gloria. El mejor capítulo, sin lugar a dudas, aquel en el que Cool McCool se deprime y canta, si la memoria no me falla, una triste tonada country o blues.
44. Meteoro
Es la serie de televisión que Andy Warhol habría hecho si ese hubiera sido su interés. Meteoro narra la historia de un corredor de autos hiper competitivo que intenta derrotar al misterioso Corredor Enmascarado a bordo del mejor automovil del planeta, el Mach 5. Con un estilo insuperable que ha servido de inspiración a innumerables artistas de todos los campos (en el Perú, Cabieses le rindió un pequeño tributo en uno de sus trabajos), Meteoro (Speed Racer, en inglés) es uno de los dibujos animados japoneses que han generado un mayor culto en todo el globo, tanto así que grandes productoras apostaron por llevarlo al cine hace más de 15 años. Desafortunadamente, el proyecto entró en el célebre “limbo de producción” y en este lapso de tiempo Johnny Depp, Gus Van Sant, Alonso Cuarón, J.J. Abrams y Vince Vaughn se apropiaron de la idea y la descartaron por las sucesivas demoras. Finalmente, los hermanos Wachowski, los mismos directores de Matrix, apostaron por la cinta y reclutaron un elenco conformado por Emile Hirsch, Christina Ricci, Matthew Fox, Susan Sarandon y John Goodman. ¿El resultado? A juzgar por el trailer, la película que Andy Warhol hubiera hecho si le hubiera interesado el cine de acción. Si quieres verlo cliquea en la imagen.
43. Los Gatos Samurai
Esta serie es una genialidad. La historia es simple: tres gatos repartidores de pizza -Speedy Ceviche, Polly Esther y Guido Anchoa-, intentan salvar a Pequeño Tokio de las catástrofes que desatan villanos como el Gran Quesote y Pájaro Malo. Mientras tanto construyen una maravillosa combinación de humor metalinguístico, referencias a la cultura popular y chistes tontos, sazonados por un ubicuo narrador que cuenta las desventuras de nuestros personajes e interactúa con ellos tomándoles el pelo. Es verdad que para ser apreciada requiere un tipo muy particular de sensibilidad y que no a todos les gusta, pero cuando se entiende su lógica, el humor resulta delicioso.
42. Daria
Todos tienen una amiga que se parece a Daria, y sino, deberían tenerla. Muy inteligente y muy inadaptada, Daria siempre tiene un punto de vista distinto, cínico y monótono, lo cual la convierte en una resentida, una freak y una genio. No le echen la culpa de que se vista con trapos viejos ni que tenga problemas con cualquier signo de autoridad: Daria representa cierta actitud de la juventud post grunge de los noventa que sentía que se movía en un entorno de sinrazón e imbecilidad generalizada. Por eso sus cinco temporadas son quizá el mejor catálogo de insultos ácidos e inteligentes que existe. Un ejemplo: “Tranquila, es un examen psicológico. Estás automáticamente exenta”, a la capitana de las porristas, la pobre Brittany (inspirada en Britney Spears). Antes de tener un programa propio, apareció en Beavis y Butthead. Como diría Daria, “Dios, por favor, ¡un aneurisma!”.
41. El Conde Pátula
If it’s british, it’s good, al menos así ocurre con esta serie animada. El Conde Pátula es el único pato vampiro vegetariano que no quiere tomar sangre, ama las zanahorias y desea hacerse un nombre en el competitivo mundo del espectáculo, es decir, todo lo contrario de lo que esperas de un pato vampiro. Lo que ocurrió es que en el último ritual de reencarnación de este monstruo terrorífico, Igor, su fiel mayordomo, incorporó salsa de tomate en lugar de sangre, atrofiando para siempre la personalidad de su amo que ahora solo piensa en musicales y en la protección de la necia, tonta y amable Nana. Todos personajes inolvidables, sofisticados y coloridos en mundo lúgubre que permanentemente revela sus tenues desajustes.
*Estimados lectores: Desde enero del 2009, el blog “Tv en serie” lo desarrolla Romina Massa. Este post escrito por el anterior blogger, Javier Masías, seguirá en línea pero sin opción de dejar comentarios.