El reto de Snapchat
Si tienes hijos, hermanos o sobrinos preadolescentes o adolescentes, seguramente habrás escuchado de Snapchat. Se trata de una aplicación que permite enviar mensajes (de texto, fotos o videos) de muy rápida y que tienen la característica de desaparecer luego de 24 horas. Es decir, ofrece inmediatez, direccionalidad y suficiente caducidad; los ingredientes que buscan hoy en día los más jóvenes para sus comunicaciones.
Lo interesante es cómo está estructurada esta herramienta: los mensajes o snaps audiovisuales (fotos o videos) pueden tener un máximo de duración de 10 segundos y se organizan cronológicamente. Si los 10 segundos te parecen demasiado largos, puedes tocar la pantalla y pasar al siguiente.
Luego viene el tema de la personalización. Snapchat cuenta con una serie de filtros que permiten agregarlo información a los mensajes. Puedes colocar la velocidad a la que estás yendo, el nombre del lugar donde estás, la temperatura del momento, aumentar la velocidad de reproducción, etc. Además, puedes agregarle emoticones, textos o hacer dibujos o anotaciones a mano alzada. Y si eso no fuera poco, con la aplicación de la cámara tiene una gran colección de filtros que dotan de efectos muy divertidos a los rostros.
Estas cifras son de terror (en el buen sentido):
- Unos 100 millones de usuarios conectados cada día.
- 65% de ese total sube fotos.
- Calculan que se generan 9.000 snaps por segundo.
- Se calcula que se visualizan 8.000 millones de videos en Snapchat diariamente.
Y siendo yo una persona cercana a los 40 años, que obviamente no formo parte del público objetivo ¿por qué me interesa Snapchat? Básicamente por dos motivos: uno personal y otro profesional.
En lo personal , tengo un hijo que está a punto de entrar a la adolescencia y este tipo de herramientas son las que va a empezar a usar en breve y necesito conocer de qué se trata. ¿Es que quiero husmear en sus asuntos? No. Lo que quiero es saber de qué va la herramienta y tratar de aconsejarle, basado en mi experiencia, sobre los peligros que se puede encontrar y que aprenda a usar esta tecnología (y la que venga) con cuidado.
En lo profesional, pues soy un comunicador. Aún me interesa construir contenido para distribuirlo entre la mayor cantidad de gente posible. Ya sé cómo hacerlo, qué recursos usar y cuáles son las plataformas más adecuadas para atender las necesidades informativas de los de mi generación y las anteriores. Pero si quiero seguir en el negocio, tengo que aprender a hablarles a los más jóvenes. Y eso no se reduce a solo emplear las jergas de moda, sino a aprender a usar sus herramientas y adaptarme al nuevo tipo de narrativa al que se están acostumbrando.
Si aún no usas Snapchat, te invito a probarlo. Si ya lo usas, te invito a seguirme (mi nombre de usuario es Blogdenotas: