Sierra productiva en Cusco
Hace 14 años un grupo de campesinos comenzó a soñar con otra vida. El trabajo fatigoso no era gratificado en la misma magnitud. La pobreza era lo único que heredaban los hijos de los pobladores. Había que romper con esa cadena de sucesiones y para eso solo contaban con la tierra, el agua y el sol.
Los peores meses del año son julio y agosto. Las heladas tienden a arrasar con cualquier vida vegetal o animal que permanezca a la intemperie en zonas cercanas a los 4.000 m.s.n.m. Sin embargo, este grupo de campesinos descubrió la manera de superar la adversidad del clima y la naturaleza, valiéndose de ellas mismas. Y lo más novedoso, la experiencia ha comenzado a replicarse en otras zonas altoandinas dentro y fuera del Cusco.
Agrupados en la Confederación de Campesinos del Cusco y con la iniciativa de la ONG Instituto para una Alternativa Agraria (IAA), consolidaron una serie de tecnologías productivas que provienen de los Incas y también otras más modernas; todas en armonía con el medio ambiente. En conjunto, suman 18 tecnologías y su base está en el riego tecnificado. Con botellas y productos de la zona elaboran sus aspersores y sus bombas de agua. Eso significó que los campesinos dejasen de depender de las lluvias que caen tres meses al año para hacer uso de su propia lluvia a lo largo del año.
Con el tiempo, estos campesinos se autodenominaron ‘yachachik’ (quien lleva el conocimiento, en quechua), y el programa en su conjunto se ha bautizado como Sierra productiva.