Cusco fue invadido por los ángeles negros
Los rugidos de ochenta máquinas rodando a más de 150 kilómetros por hora alteraron en los últimos días la paz con aroma a eucalipto del Valle Sagrado de los Incas. Sus oscuros jinetes llevaban calaveras y águilas bordadas o estampadas sobre las casacas. Se supo que habían viajado en sus motos desde Lima, Santiago de Chile, Cochabamba (Bolivia), Mendoza (Argentina) y Curitiba (Brasil), y que tramaron juntarse un rato en el Ombligo del Mundo.