Con cierta recurrencia y algo de maldad se suele mirar el (mal) ejemplo de Reimond Manco y contrastarlo con los casos felices del alemán Toni Kroos y el colombiano James Rodríguez, cracks titulares de sus respectivas selecciones adultas en el Mundial Brasil 2014.
Nacidos todos de la camada de 1990/91 que jugó el Mundial Sub 17 del 2007, hay ejemplos para comprobar que no solo Manco tuvo problemas para dar el salto a su selección mayor. De hecho, debe ser el más comprometido en asuntos de indisciplina, pero no es el único que, por ahora, no repite como adulto lo que hizo de juvenil.
Lulinha (1990). El brasileño era el enlace talentoso de aquel Brasil de chibolos. Hizo más de 10 goles en el Sudamericano y lideró a su equipo en el Mundial de Corea, pero no creció en estatura física ni en talla deportiva. De hecho, no llega ni al metro 75. Jugó en clubes de Portugal y en el 2013 llegó al Ceará. No ha jugado por los mayores del Scratch. (Foto: Getty Images)
Bojan (1990). El español era el '9' más prometedor de su generación y sin dudas el llamado a relevar a David Villa en la selección adulta. Formado en el Barcelona no pudo consolidarse como titular allí -Messi ni chance le dio- y fue prestado a clubes como Roma y últimamente al Ajax. En la mayor alternó bastante con Del Bosque, pero ni fue considerado en la última Euro y el reciente Mundial. (Foto: Getty Images)
Cristian Nazarit (1990). El mejor colombiano de aquella sub 17 no era James sino Nazarit. Delantero arriba del metro 80, tenía un físico a lo Asprilla que todos creían iba a explotar pronto en la selección mayor. En su caso, la tremenda camada de delanteros que ha surgido en Colombia lo tapó. Hoy juega en el Concepción chileno y no se tienen noticias de que Pekerman lo considere. (Foto: Getty Images)
Los casos de Kroos y James son ampliamente conocidos. Bastaría decir que la rompieron en el Mundial 2014 y hoy son jugadores del Real Madrid (James sería presentado mañana). ¿Manco? Intentando otro regreso en UTC, luego de un 2013 en el que mejoró, pero todavía sin el nivel ni la continuidad de aquellos años donde sin cachita le decían Rei.