“Cuando el fútbol nos decepciona aparecen figuras para recordarnos que somos talentosos”: Renato Cisneros y por qué debemos alentar a Kimberly García en París

En julio del 1992, me preparaba para el examen de ingreso a la universidad, de modo que pasé las fiestas patrias de ese año en casa, repasando separatas aburridas. Aprovechando que toda mi familia se había ido a un paseo campestre, me senté a ver en la tele una competencia de tiro de los Juegos Olímpicos de Barcelona en la que participaba un peruano de nombre extraño, Juan Giha Yarur. Qué sorpresa tan notable fue verlo subirse minutos más tarde al podio para recibir la medalla de plata por haber derribado varios platillos con su escopeta. Creo que lo más emocionante fue sentir que el país –tan hecho pedazos en aquella época– era noticia internacional por una razón distinta a la crisis económica, la violencia terrorista o los terribles resultados futbolísticos. Fue la última vez que un deportista peruano obtuvo una medalla.

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Han pasado treinta y dos años desde entonces y nunca como ahora estamos cerca de repetir la emoción. Esta vez gracias a una mujer en un deporte individual. Me refiero, claro, a nuestra atleta Kimberly García León, Kimi, doble medalla de oro en el Mundial de Oregon 2022, en los 20 y 35 kilómetros de marcha.

Si hoy tenemos al menos una posibilidad real de alcanzar medalla en los Juegos de París, es por ella, la abanderada de la delegación nacional, para muchos la mejor atleta en la historia del país, o una de las más destacadas junto a mujeres como Inés Melchor o Gladys Tejeda.

Como ha ocurrido en otras coyunturas, siempre que el fútbol nos decepciona aparecen figuras para recordarnos que somo talentosos y competitivos en otros deportes, y que es hacia ellos donde debemos mirar. Así lo demostraron en el pasado los tiradores Edwin Vásquez (oro en Londres 48) y Pancho Boza (plata en Los Ángeles 84), así como las voleibolistas de la generación dirigida por Man Bok Park (plata en Seúl 88). Ellos conquistaron las únicas cuatro medallas olímpicas que ostenta el Perú. Ojalá la quinta venga colgada del cuello de Kimberly, esta admirable huancaína que tenía solo un año de vida cuando Juan Giha se trepaba al podio en Barcelona 92, y que, además de deportista, es estudiante de Administración y Negocios Internacionales, y que ha persistido a pesar de algunos traspiés físicos, del escaso apoyo institucional, la discreta atención mediática y el raleado interés colectivo.

Separen agenda para los próximo 1 y 7 de agosto. Esos días toca alentar a Kimberly y verla marchar en la Ciudad Luz. Consiga subirse al podio o no, su nombre es imborrable.

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