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En el estadio de Huancayo estaban realizando un control de 3 000 metros –cinco vueltas- ella iba primera y faltando 2 vueltas y media, la alcanzan; Rocío Cantará tenía 13 años y sin previa experiencia quedó segunda en su primera competencia. Así clasificó para el nacional de menores en Lima. Una vez más, llegó segunda y obtuvo la marca para ir al sudamericano de Paraguay, pero ella no estaba segura de ir. Por aquellos días, el fútbol era su mayor pasión. “Hasta mi mamá me decía que vaya, pero quería más el fútbol. Me decía que con eso no iba a llegar lejos y con el atletismo sí”, comenta la .

Tras aceptar ir a la competencia internacional Rocío comenzó a practicar el deporte, aunque no estaba completamente convencida de sus capacidades. Poco a poco su primer entrenador, Pablo Callupe, la ayudó a entender de que tenía talento y que llegaría muy lejos. Era él quién la apoyaba, “yo le decía profesor cuando yo gane te voy a devolver todo”.

Así el entrenamiento running se hizo parte de sus días y el fútbol se comenzaba a presentar como un obstáculo para cumplir sus metas como corredora de largo aliento “me demoré casi 4 años en dejarlo, pero el fútbol me lesionaba la pantorrilla y eso no me ayudaba como atleta”. Su estilo de vida ya había cambiado. Tres veces por semana, luego de estudiar tardaba 30 minutos en carro desde Sapallanga -distrito en el que vive- hasta Huancayo. Los otros días, su entrenador le decía que debía hacer y ella lo realizaba cerca de su casa “ahí podía correr 40 minutos o hacía cuestas en los cerros que estaban cerca”.

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Existieron momentos en los que pensaba que su entrenamiento se basaba en el querer ganarle a los demás. Gastaba su energía pensando en los otros, en vez de invertirla en ella misma “ahora me preocupo por mí y en . Ahorita estoy subiendo escalón por escalón. Eso me satisface bastante porque como se dice estoy subiendo lento, pero seguro”.

En el 2016 ganó su primera Maratón en Querétaro, México (42k). En abril, de este año, ganó la Media Maratón de Santiago (21k) y a principios de octubre ganó los 10k en La Copa Nacional, marca que le alcanzaría para participar en los Juegos Bolivarianos Santa Marta 2017 a realizarse en noviembre. Sin embargo -al cierre de esta nota- ella no aparece en la lista de clasificados por la Federación. “Me he dedicado a entrenar. Uno desde el mes de enero ve el calendario de la Federación, para saber en qué carreras y competencias piensa correr”. Por su mente ha llegado a pasar la posibilidad de dejar de correr en competencias en las que represente al país y entrenar para aquellas que sean solo internas. Pero no piensa callarse; ella está busca de una respuesta.

Rocío dice que continuará corriendo por sus padres, ellos son su mayor motivación. Pero sabe que en un momento deberá parar y es ahí cuando piensa formar niños dedicados al deporte creando una liga de atletismo en su distrito. Le gustaría que sus alumnos se inscriban en la liga por sus logros “que digan la profesora Rocío llegó a la Olimpiadas de Tokio 2020”, dice sonriendo. Ese es uno de sus mayores sueños y el máximo de cualquier atleta: llegar a las Olimpiadas.

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