A la ex voleibolista Natalia Málaga (Lima, 1964), se le reconoce por su fuerte carácter. Un temperamento que le ha servido para ganar con Perú la medalla de plata en las Olimpiadas de Seúl 1988 y tres preseas en tres mundiales: plata en México 1981 y en Perú 1982; y bronce en Checoslovaquia 1986. ¿En qué cambió el vóley peruano de hoy con el de hace tres décadas?, le preguntamos a la también entrenadora de menores de la selección de vóley.
“Viví ese momento y, en lo que ha cambiado, es en la mentalidad de las jugadoras. Muy pocas tienen una fuerte personalidad pero eso no es culpa de ellas, es una cuestión de educación, de formación. A ello se sumó que no seguimos trabajando para encontrar material humano y –durante los noventa cuando vino el declive- se formó una brecha en donde las categorías menores no alimentaban a las mayores y entonces se empezó a perder el potencial que teníamos.
¿Crees que en estos treinta años hemos sido ingratos con el deporte peruano, en especial con el vóley, sobre todo si lo comparamos con el fútbol?
Es que el fútbol es una identidad aparte. Todo el mundo dice: ‘Al fútbol le dan de todo’. Claro, le dan de todo porque tienen 500 mil campeonatos y las televisoras se matan por tener los derechos de transmisión. Y a ellos eso les conviene. No les importa ver a la selección peruana en un mundial. Les importa la publicidad en el pecho de las camisetas. Hay muchas Federaciones a las que no les importa el resultado de sus equipos, solo les importa darle el gusto a sus auspiciadores y decirles: ‘¡Oye!, llevé tu marca a un mundial y fuiste transmitido en tal canal de televisión’. Pero Perú perdió y nos sacaron la mierda. Eso se está viendo mucho. Todo se ha vuelto muy materialista.
Lea más de esta entrevista este sábado en la revista Somos.
¿Cuáles eran las canciones, los programas de TV y las películas de moda de la juventud ochentera? ¡No te lo pierdas en #Somos30! pic.twitter.com/dJmcs6nFd4
— Revista Somos (@SomosElComercio) 9 de diciembre de 2016
Contenido sugerido
Contenido GEC