Aún conserva el cabello largo característico de su ‘look’ rockero con el que llegó a nuestro país, aunque el paso de los años y la exigencia de ser director técnico de una selección se hacen notar en sus líneas de expresión. La barba pintada de color blanco sabiduría le dan un matiz a sus 64 años. Está ahí, con terno, como aquel 2 de marzo de 2015. Sonríe quizá intentando tapar la nostalgia de un adiós que no quiso decir. Sonríe como ese día, aunque esa vez, en la sala de prensa de la Videna de San Luis, fue por la ilusión de un nuevo reto; ahora, sentado en un auditorio ubicado en el segundo piso del hotel miraflorino Hilton, es por la satisfacción de haber concluido un proceso exitoso. Está ahí, Ricardo Gareca, sentado junto a su asistente técnico Néstor Bonillo, su preparador físico Sergio Santín y su abogado Mario Cupelli, frente a Juan Carlos Oblitas, miembros de su comando técnico y un centenar de periodistas. Está ahí, sin nada que lo relacione a la selección peruana, cerrando el ciclo que le dibujó una sonrisa extensa por casi ocho años a millones de peruanos.
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“Le estoy eternamente agradecido al jugador peruano. Lo que dijimos en la presentación, que creíamos fervientemente en el jugador peruano, estamos más convencidos que aquella famosa frase la podemos transformar en algo real, no en algo ficticio o en una frase para quedar bien”, arrancó diciendo el entrenador. Su fe en la gambeta innata del futbolista local lo llevó a vivir la experiencia de un Mundial, el torneo del que fue sacado como jugador en 1986 por decisión técnica de Carlos Bilardo. Más de 30 años después, logró su propia revancha.
EN VIVO Ricardo Gareca.
— Deporte Total (@dt_elcomercio) July 19, 2022
En breve la conferencia de prensa de despedida del ex técnico de la selección peruana.
Estará acompañado de su comandl técnico @elcomercio_peruhttps://t.co/DMcYxQynf9 pic.twitter.com/1rmfGtnzD3
Luego pasó a agradecer a todo aquel que ayudó a consolidar un proceso histórico: a Juan Carlos Oblitas, el hombre que fue hasta Buenos Aires para contactarlo y convencerlo de ponerse el buzo de la Blanquirroja; a Edwin Oviedo, expresidnete de la FPF, a todos los que trabajaron con él en el área deportiva como el propio Antonio García Pye y sus colaboradores, al hincha que siempre acompañó al equipo y a nadie más.
“Cuando llegamos a FPF había varias áreas que no existían y no teníamos muchos datos de futbolistas que habían participado. Oblitas me encargó que el día que nos vayamos quería entregarle a FPF un área de datos para que los cuerpos técnicos que nos precedieran tuvieran una base de datos”, señaló Néstor Bonillo, el brazo derecho de Gareca, para luego mencionar el área médica, de nutrición, psicología, scouting, ciencias aplicadas al fútbol. Algunas de ellas empezaron de cero, otras tuvieron que crecer; pero todas son el legado que deja el comando técnico que consiguió que la selección no le envidie nada a nadie. El trabajo siempre fue A1.
Mientras a las afueras del hotel el grito popular imploraba y rezaba porque Ricardo Gareca cambie su postura y sorprenda a todos decidiendo quedarse; en la sala, Mario Cupelli, el hombre que vela por los intereses y el bienestar del ‘Tigre’, empezó a desnudar las negociaciones fallidas en medio de un escenario tétrico que acompañaba la conferencia. “Esto no es una cuestión económica. Había una modificación de cláusulas y no daban la sumatoria para poder continuar con el contrato. Esta falta de confidencialidad -publicar la reducción del 40% de sueldo- se vio adelantada porque parte de un sector de la prensa ya lo había dado”. Claramente el técnico y su entorno se molestaron por la filtración de estos aspectos que, en teoría, eran confidenciales. No fue de parte de ellos, según lo mencionado por el asesor, entonces ¿quiénes fueron los culpables?
Pese a las versiones que circulaban sobre una supuesta negativa a aceptar la reducción de su sueldo, Ricardo Gareca dejó en claro que tenía la intención de quedarse a cumplir uno de los pendientes que más le rondan la cabeza: ganar un título con la selección. Estuvo a punto en la Copa América 2019, cuando cayó en la final contra el anfitrión Brasil. Sin embargo, las negociaciones se rompieron. “Hubo un vuelco fundamental. Si me preguntan en qué, no lo sé. Soy un hombre de fútbol y estas cosas pasan. Había interés de FPF, había interés de parte nuestra. Después, se produjo un quiebre. ¿En qué momento? No sé”. El entrenador que tantas alegrías nos dio se vio maltratado por una federación que ni siquiera advirtió eso al técnico para evitar todo el trámite final y un viaje inútil hasta Argentina.
Juan Carlos Oblitas y un gesto que lo dice todo. Anda con la mirada perdida. De los presentes, quizás al que más le está doliendo esta conferencia. 💔
— Alessio Martínez (@alessiomm97) July 19, 2022
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“Siempre hablamos con un presidente, no con otras personas. Esta vez no fue así. Nosotros teníamos decisión, quizás la otra parte no la tenía”, agregó Cupelli. Luego de conversaciones en Lima, la “comisión de negociación” conformada por Agustín Lozano, en el que increíblemente no participó Juan Carlos Oblitas, no logró su único objetivo, si es que lo que querían era la renovación del técnico que nos llevó a un Mundial después de 36 años.
“Me junté una vez con Lozano, luego con Bonillo y Jean Marcell. Todo lo que hablé, lo hablé con él. Después pasaba al siguiente paso, parte contractual. Yo no hablo de eso. Agustín Lozano quiso juntarse conmigo en Buenos Aires, como acá. Pero me contagié de COVID en la última semana antes de viajar. Cuando me dan el alta, le digo a Agustín que ya no tenía nada que hablar, que lo que faltaba era tema contractual. Después, ya no había más nada para hablar y yo me seguía cuidando y no quería exponerme a ninguna reunión social. Le dije que no tenía sentido volverme a juntar”, contó Gareca.
El argentino tenía tantas ganas de seguir al mando del grupo que lideró por casi ocho años que le pidió a su familia mudarse a Lima. “Tal fue el interés que me fui de vacaciones, pero planteé lo que nunca había planteado. Hablé con mis colaboradores y planteé a mi familia el hecho de que me pudieran acompañar viviendo en Lima”. Su deseo ya no será posible, y no por decisión propia. Prácticamente le mostraron por dónde estaba la salida.
Una de las decisiones que beneficiaron a la selección peruana fue que el área deportiva iba a ser autónoma, un círculo cerrado, como si dentro de la Videna estuviera la oficina de otra empresa. Comandados por Gareca y Oblitas, ese área era impermeable. Por eso no sorprende que la relación entre el técnico y el actual presidente, Agustín Lozano, sea, como máximo, laboral. “Me unió un hecho circunstancial. El único agradecimiento que tengo es haber cumplido en momentos que tuvo que haber estado. La gestión será juzgada por ustedes. Dependerá de ustedes si el criterio fue bueno o fue malo, de quien tenga que hacer evaluaciones. Tengo que resaltar a Edwin Oviedo porque fue con quien renové”. Las dos veces que se sentó el ‘Tigre’ a firmar un contrato que lo vinculaba a la selección, el presidente de ese entonces estaba presente, mostrando su interés en continuar con el proyecto. En esta última, los emisarios (el señor Ríos, mandamás de A. Grau, y el señor Isla, de Juan Aurich) no dejaron margen al diálogo e implícitamente quebraron cualquier conversación futura.
Casi una hora y media duró la conferencia de prensa. No alcanzó el tiempo para los agradecimientos, pero sí para conocer algunos pormenores de un viaje que, en teoría, iba a ser un trámite. Ricardo Gareca se fue entre aplausos y la ovación de la hinchada que se reunió a las afueras del hotel como si se trata de un banderazo. Al fin y al cabo, se va -o nos lo quitan- el técnico que puso a la selección peruana en un sitio privilegiado, compitiendo con todas las selecciones. Nos sacó de la cabeza de “jugamos como nunca” y nos puso el chip del “sí se puede”. Se acabó -de mala manera- por lejos el ciclo más exitoso de las últimas décadas. Lo preocupante será en qué pasará mañana con el fútbol peruano. “No sé qué estará pensando la FPF sobre el futuro”, dijo Gareca. Nadie sabe. Lo cierto es que hoy, perdimos todos.