Por Jorge Guillén, profesor de Finanzas de la Universidad ESAN
Las recientes elecciones presidenciales en EE.UU. dieron unos resultados algo fuera de lo esperado. El candidato republicano Donald Trump resultó el ganador por un amplio margen de votos 279 versus 228, lo que refleja un descontento de la mayoría de la población por el partido Demócrata de turno.
En muy raras ocasiones, un partido reelegido endosa a otro candidato del mismo partido hacia la presidencia. Obama quería endosar a Clinton, ambos del partido demócrata, pero no fue el caso. Solo si el gobierno del partido de turno es muy bueno, el endose es inminente.
Recordemos que un candidato presidencial puede elegirse tan solo una vez consecutivamente y luego, en una siguiente campaña, lo que puede hacer es transferir sus votos al candidato de su partido. Reagan fue el único gobernante capaz de endosar los votos, se reeligió una vez y le pasó los votos a George Bush padre.
Donald Trump es un candidato que responde a las continuas quejas sobre el sistema en materia de salud, educación y pensión.
Estados Unidos tiene un fuerte problema de cobertura de salud pública, dado que está superpoblado por muchos inmigrantes que en algún momento fueron ilegales y que se aprovechan de las bondades del sistema. Además, las bajas barreras de entrada al país norteamericano permiten que esté expuesto a una serie de ataques terroristas.
El gasto en defensa es muy grande y la población formal que paga impuestos no está necesariamente satisfecha con los servicios del Estado. Ante ello, Trump es un voto -en algunos casos escondido- que responde a esta inquietud.
¿Cuál es el impacto en los países? El primero es algo parecido a lo que le ocurrió a Humala, las bolsas que son nerviosas y responden sin fundamento, cayeron al primer día de la elección de Trump. En Japón el índice Nikkéi 225 cayó 5,36%, y la de Hong Kong 1,95% al cierre. Luego, las bolsas se empezaron a estabilizar hasta nuevo aviso sobre las medidas del presidente electo.
No creo en particular que el presidente Trump sea muy radical. Eso sí, tiene una agenda recargada de promesas por cumplir con sus votantes, y arreglar una serie de problemas, producto del tamaño del Estado y su política migratoria.
Asimismo, este presidente sí tiene un equipo sólido que lo acompaña. No es un improvisado como algunos presidentes latinoamericanos. No es un caudillo chavista, eso nunca ha existido en Estados Unidos donde hay un orden y respeto por “los usos y costumbres democráticos”.