Es probable que esta semana se hagan famosos unos cuantos miles de pasajeros de buses interprovinciales y aerolíneas en el Perú. Los veremos desde muy temprano —por todas las plataformas de comunicación— recorriendo terrapuertos y aeropuertos, cubiertos con sus mascarillas y protectores faciales, y quizás improvisando uno que otro malabarismo para no trastabillar con sus equipajes. Así será esta semana en la que se reinician los viajes por vía terrestre y aérea en nuestro país luego de cuatro meses de paralización, aunque todavía con una cuarentena —focalizada— en marcha.
De esa forma romperá fuegos esta actividad a nivel doméstico, un enorme motor para nuestra economía que, en el 2019, movilizó a cerca de 100 millones de pasajeros, según el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC). De esta cantidad, que en el 2020 será inalcanzable, una gran mayoría usa la vía terrestre: el año pasado fueron 85 millones de viajeros, mientras que alrededor de 14 millones se trasladó por avión.
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Hacer esta diferencia será importante para describir los retos y oportunidades que tienen esas dos maneras de viajar en el Perú. Para comenzar, pese a que el volumen de quienes usan el transporte terrestre sextuplica al de quienes viajan por vía aérea, es esta última forma de recorrer el país la que crece más rápido: a un 8,7% interanual, si tomamos como referencia la comparación entre el 2019 versus el 2018. En el caso de la opción por carretera, aunque mayoritaria, en ese período sólo avanzó 1,1%, de acuerdo al MTC.
A partir de ahora, ¿se mantendrán esos ritmos de crecimiento? ¿Cuál será el panorama del transporte nacional en el corto y mediano plazo? Son cuestiones que trataremos de resolver en este informe, con ayuda de las estadísticas y los expertos, y tomando en consideración que la cuarentena focalizada restringe el acceso a las regiones Áncash, en el norte; Ica y Arequipa, en el sur; Junín, en el centro; y Huánuco, San Martín y Madre de Dios, en el oriente.
ESTRATEGIAS SOBRE RUEDAS
En cuanto al transporte terrestre, lo que veremos en las próximas semanas será una tendencia que apuntará hacia los llamados viajes de ‘corto alcance’, es decir, la operación de rutas que no se extiendan más allá de las tres o cuatro horas de recorrido, como explica a Día1 el presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), Carlos Canales.
La razón de ello es la imposibilidad de cruzar los destinos arriba mencionados, por los rigores que todavía les impone el estado de emergencia. En ese escenario, conectar a Lima con los extremos del país será inviable por tierra, dado que el camino estará bloqueado por la cuarentena en todas las direcciones. “Tendremos una ciudad confinada”, dice Canales, por lo que destaca la apuesta por los viajes cercanos. “Por ejemplo, en el caso de la capital, rumbo a ciudades como Huaral, Huacho o Santa Eulalia, entre otras”.
Aunque, en principio, la situación representa un problema, también deja ver una oportunidad, si las empresas de transporte terrestre realizan un viraje hacia las conexiones interregionales, es decir, entre provincias vecinas, apuntan en Canatur. El detalle es que habrá que cuidar que se respeten los protocolos de salud en estas operaciones, dado que el formato sobre ruedas batalla con un 80% de informalidad, según Luis Ramírez, gerente general de Cruz del Sur, una de las compañías más importantes del mercado.
El control será vital, a juicio de Ramírez. “No sólo debe haber fiscalización en los terrapuertos y en las carreteras, por parte de la Policía y el Ejército, sino que deberían llevar a cabo acciones preventivas que eviten los riesgos”, señala, marcando que en el Perú trabajan unas ocho mil camionetas tipo VAN que transportan pasajeros como colectivos.
RUTAS PARA DESPEGAR
Habíamos adelantado en este informe que el transporte aéreo crecía más rápido que el terrestre, y lo cierto es que ese avance no se ha dado sólo en los últimos dos años. Esa velocidad de masificación corresponde, por lo menos, a la última década. ¿Cómo? De acuerdo a la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), entre el 2011 y el 2019 el uso de este formado se duplicó, llegando a los 13,8 millones de pasajeros, mientras que el de carretera —en el mismo período— avanzó alrededor de 20%.
La cuestión es que, por sí mismo, ese progreso no garantiza un desarrollo sostenible de la industria aérea a nivel nacional. Y eso porque su extraordinaria mejora no ha sido uniforme en todo el país. Ocurre que, mientras el 47% de su tráfico se concentra en Lima, teniendo al Cusco como el segundo de la tabla (con un lejano 12%), el resto de destinos del interior no supera el 5% de la torta, y, siendo más precisos, dos tercios de las ciudades aquí ni siquiera pasa el 1% del ‘market share’, como se colige si uno observa los cuadros de la DGAC. Por vía terrestre la distribución es mucho más homogénea.
Por eso se entienden los notables esfuerzos que ha hecho el sector por desarrollar un modelo de crecimiento descentralizado, sobre la base de al menos cinco centros de conexiones interregionales, o ‘hubs’ del interior, basados en ciudades como Piura, Chiclayo e Iquitos, al norte y oriente, y Arequipa y Cusco, al sur. La fórmula puede funcionar incluso para conectarnos desde provincias con el extranjero, como ha sucedido con varias de estas ciudades, acota a nuestro suplemento el gerente general de la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (AETAI), Carlos Gutiérrez.
Con esa mirada, enfocada en potenciar el interior del Perú, es que vale la pena hacer notar que existen oportunidades para que más aerolíneas locales atiendan la demanda de viajeros hacia el centro del país, que hoy es abastecida mayoritariamente a través de la Carretera Central, un acceso que todos consideran frágil, debido a los bloqueos que sufre por razones climáticas o por reclamos sociales. Actualmente, según el MTC, poco más del 10% del transporte terrestre nacional se dirige al centro, un tráfico que fácilmente podría explotar, si consideramos el movimiento comercial de esta zona.
GUERRA DE TARIFAS
En este segundo semestre veremos a las compañías aéreas muy agresivas con promociones para viajar al interior y al extranjero —cuando se reabran las fronteras— pues tratarán de recuperar cuanto les sea posible de las pérdidas sufridas tras cuatro meses de inactividad. Por eso estamos recibiendo ofertas de pasajes desde US$14 en estos días; y es más que probable que las firmas del transporte terrestre hagan lo propio en su cancha.
Sobre la guerra tarifaria que se avecina en cada formato y entre ambos tipos de viaje ya hemos discutido antes, pero es probable que el actual contexto de emergencia (sanitaria y financiera) acentúe este ‘combate’ comercial, que nos mostrará —en algún momento— a buses y aerolíneas peleándose por subir clientes.
“Las aerolíneas se han subido al techo de nuestros ómnibus”, nos ha dicho en su momento Luis Ramírez, de Cruz del Sur, para graficarnos la situación. Ya veremos lo que acontece, pero lo rescatable de todo esto es —como decíamos— que también ayudará a expandir la base de la pirámide de pasajeros en el Perú, gracias a las tarifas económicas. Ese es un cambio positivo que posiblemente se acelere con la pandemia. Algo bueno, dentro de todo.
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